
Pedro Narváez
La nueva Edad Media
Hegel sostenía que la historia se repite pero luego mesándose la barba luenga Marx le replicó que esa repetición ya era una farsa. Tomo la cita no del original porque, aunque Marx ha resucitado en las librerías, da grima llenarse la cama, ese pabellón de lectura, de gusanos. Lo dice un personaje de «El hombre duplicado» de Saramago, que es otro tipo de muerto. Un muerto de pena. El imperio romano nos dejó al albur de los bárbaros y la globalización al antojo de los pueblerinos que defienden su terruño jaleados por los nuevos señores feudales que exigen pleitesía a los reyes. El que podría haber sido otro siglo de las luces se adentra en la tiniebla. Un escalofrío nos recorre. El mapa de nuestro continente a la deriva tiende a transformarse como ya lo hiciera después del asesinato del archiduque Franz Ferdinand, lo que viene a corroborar que Europa ha seguido en guerra aunque los tiros sonaran al otro lado del muro de la UE. A estas horas ya se sabrá si Escocia ha elegido ser independiente del Reino Unido después de tres siglos. Sea cual sea el resultado de lo que diga Escocia o lo que reclama a las bravas la Cataluña insumisa, el virus nacionalista nos deja el sabor de las almendras amargas, la sensación de que los reinos de taifas ansían los privilegios del imperio europeo como si esas tierras fueran de otro planeta. Ante el avance independentista las grandes estrellas de la Unión, estrellas de verdad como David Bowie, han dado un paso que en España miro con la decepcionante idea de que puede que este sea un país de artistas mediocres incapaces de autodeterminarse de sus marchantes o de su casa de discos y ciudadanos laxos que sestean la cobardía del sálvase el que pueda.
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