Elecciones catalanas

Esto será un partido largo

La Razón
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Un resultado difícil de gestionar y una masiva participación ha sido la respuesta festiva y democrática a un largo proceso de adoctrinamiento de la sociedad civil y que se ha rebelado contra la idea del supremacismo del «somos un solo pueblo», dando como resultado una división social muy difícil de gestionar a medio plazo.

El domingo 28 de octubre de 1990, «El Periódico de Catalunya» publicaba un documento titulado «Propuestas para aumentar la conciencia nacional en Catalunya», dirigido y alentado por Jordi Pujol, en el que constataba la perversa voluntad de liquidar el llamado «Estado español», a través de un complejo programa de ingeniera social en la formación del espíritu nacional de los catalanes, para modificar en 25 años el «mainstream» a través de una enorme red clientelar, un explícito maccarthysmo para promover el miedo entre los discrepantes y el uso de miles de millones de euros en medios de comunicación para comprar y vender voluntades, y así ganar una impostada mayoría a favor de la secesión. Después de tanto tiempo, dinero y gentes dedicadas a romper España, el resultado es una derrota para el supremacismo, una sociedad partida y con un problema de convivencia durante años.

Puigdemont imitó a Lluís Companys en su estrategia golpista y le salió mal. Companys proclamó el 6 de octubre de 1934 a las ocho de la tarde desde el balcón de la plaza de Sant Jaume el «Estado Catalán de la República Federal Española», y terminó unas horas después cuando los poco más de 300 soldados del general Batet redujeron a los miles de patriotas (los famosos «Escamots») que supuestamente habían salido a la calle a defender la República y terminaron huyendo por las cloacas de Barcelona. Puigdemont en Bruselas lamenta su derrota, pero volverá como un mártir. Como lo es Junqueras desde Estremera.

Sus mártires se volverán en héroes, y el golpismo separatista volverá a repetir la historia si tiene una nueva oportunidad. Para evitar que vuelvan a tener oportunidad de destruir nuestra nación, debe empezar a construirse un nuevo relato que pivote sobre el catalanismo hispánico, como dijo Vicens i Vives: «El redreç de Catalunya com a pedra singular de la reorganizació d’Europa i d’Espanya», para poder avanzar hacia una nueva España plural.

La situación en Catalunya necesita altas dosis de inteligencia emocional, relato inclusivo de los catalano-parlantes para que vuelvan a sentir el proyecto español como propio y, mientras tanto, que nadie se llame a engaño, esto será largo, muy largo.