Gobierno de España
El gobierno no es la meta, es la salida
Entre los políticos que aspiran a presidir el gobierno de España, también entre los que quieren ser presidentes de una comunidad autónoma o alcaldes, hay -como es lógico-, diferencias. Destacaré una fundamental. Estamos viendo con toda claridad, en este año tan atípico, que el único objetivo de algunos líderes políticos es conseguir la presidencia del gobierno, sin importarles para nada la gestión que hay que realizar en ese importantísimo cargo, porque quizá su verdadero deseo es llegar a ser ex presidentes, aunque para eso es requisito necesario alcanzar antes la presidencia. No tengo ninguna duda de que pasados los años lo que contarían estos políticos, si lograran su objetivo, sería que fueron presidentes; no hablarían de la gestión de los intereses generales durante su gobierno, no hablarían de las medidas que adoptaron, de realizaciones, de avances conseguidos... Porque eso no es lo importante para ellos. Serían felices pudiendo decir «yo fui presidente».
El buen político es el que quiere HACER, no el que quiere ESTAR, y últimamente vemos a unos cuantos dirigentes que, despreciando lo que de verdad importa a la gente, maniobran hasta la exageración trepando por esa cucaña de vanidad, sin importarles el ridículo que hacen ni el daño que causan con su irresponsabilidad.
Para los políticos que merecen la pena, como Mariano Rajoy, la presidencia del gobierno no es el fin, no es la meta, es el inicio, es la salida; es el comienzo de actuaciones que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, por eso hay hechos, logros, soluciones, realidades que todos hemos visto durante su buen gobierno. Cada día miles de hombres y mujeres que estaban en paro han encontrado trabajo, un número de personas equivalente a las miles que cada día perdían su trabajo con el gobierno del PSOE. Frente a hechos tan positivos y tan importantes como la creación de empleo, otros exhiben patética palabrería: «las derechas, asalto a los cielos, tic tac, Chávez es la democracia, no es no, me pido la vicepresidencia y los ministerios de uniformes, etc», como en aquella canción italiana parole, parole, parole, solo palabras.
No entiendo la obstinación de Pedro Sánchez, en un momento tan delicado para los españoles, de oponerse a un gobierno de los tres partidos constitucionalistas con más escaños -PP, PSOE y Ciudadanos-, que sería lo mejor para España en las actuales circunstancias. Es un error gravísimo, pero lo que es todavía peor, lo que me parece inadmisible es que la excusa para no abstenerse y seguir obstaculizando salir de este disparate en el que nos encontramos sea que no se interprete que el PSOE apoya al PP. Todo el mundo sabe de sobra que Sánchez no apoya a un gobierno presidido por Rajoy y que sería una abstención técnica para evitar unas terceras elecciones. Por si ayuda se lo digo claramente: NO interpreto que el PSOE apoya al PP aunque se abstenga en la investidura de Rajoy. ¿Qué parte del NO no entiende Pedro Sánchez?
Son tiempos complicados, con muchos riesgos para España en el futuro inmediato, que necesitan con urgencia un gobierno fuerte para afrontar los retos que se presentan. Ese gobierno no es la meta, es la salida que deberían apoyar los líderes responsables, y lo harán los políticos de altura, y no lo harán otros, los políticos de hartura.
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