Fernando Rayón
El bolardo de Colau
Un bolardo es un poste de pequeña altura, de piedra o metal, que se ancla al suelo para impedir el paso o el aparcamiento a los vehículos. Como es sabido, el Ayuntamiento de Barcelona prescindió de los bolardos en La Rambla y optó por «una presencia policial continua» en este punto de la ciudad. Las razones eran que «no se pueden poner bolardos en todos los sitios» y que «la seguridad al 100% no existe, especialmente cuando hay personas aisladas dispuestas a hacer barbaridades». Todo un debate que promete, sobre todo por la eficacia que Pablo Iglesias atribuye a la gestión de sus alcaldes. Pero alguien debería explicar a la alcaldesa de Barcelona que Felipe VI no es un bolardo. Me explico.
Hace unos días Ada Colau, y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, convocaron una manifestación ciudadana para el próximo sábado. Eligieron un lema: «No tinc por» (no tengo miedo) e invitaron a todas las administraciones, entidades y organizaciones sociales a sumarse a esta manifestación contra el terrorismo y a favor de la convivencia. El mensaje de unidad parecía claro hasta que surgió la feliz idea de que la manifestación estuviera encabezada por las organizaciones ciudadanas que habían colaborado en los atentados de Barcelona y Cambrils. Es decir, que las administraciones tendrían un participación a título personal, entre los manifestantes, pero en ningún caso encabezarían la marcha. En realidad esto era un mensaje a Felipe VI y Rajoy, aquellos que –según la CUP– eran responsables de los atentados. Es sabido que el Rey acude a una manifestación cuando la preside, pero Colau se ha propuesto convertirle en una suerte de bolardo, de molesto bolardo, que sobra en una manifestación como ésta. La Generalitat, por si faltaba poco, en vez de agradecer al Rey su presencia de todos estos días en Barcelona, ha mandado a la Casa del Rey una carta a través de su Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias para pedir que se retiren de las redes sociales y de su web las fotografías en las que aparecen los Reyes con niños y adolescentes heridos en los atentados. Como si los padres de los niños no hubieran agradecido y permitido la presencial Real en aquellos momentos. Y es que en vez de dar las gracias, quieren meter al Rey y al Gobierno entre los manifestantes. ¡Cuánta mezquindad!