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Cástor Díaz Barrado

Dos visiones enfrentadas

Dos visiones enfrentadas larazon

Lo que está sucediendo en Ecuador, en verdad, no debería causar una especial sorpresa. Todo presagiaba que las posiciones políticas encontradas que, desde hace tiempo, se vienen manteniendo entre el actual Presidente, Lenin Moreno y su antecesor, Rafael Correa iban a encontrar algún tipo de plasmación en el seno de la sociedad ecuatoriana puesto que supone el choque de líneas ideológicas totalmente divergentes. Desde luego, sería ingenuo reducir los enfrentamientos y las protestas sociales que tienen lugar en el país tan solo a las divergencias que existen entre los dos líderes políticos pero, sin duda, el trasfondo del descontento social tiene sus raíces también en la defensa de dos modelos absolutamente distintos que precisamente vienen representados por estos dirigentes. No merece la pena indagar o insistir en si las protestas indígenas y las que protagonizan los sindicalistas como consecuencia de las medidas económicas adoptadas por el Gobierno ecuatoriano están en el marco de un diseño previamente programado o si, por el contrario, resultan ser la expresión de un desagrado espontáneo con las actuales políticas de los gobernantes del país. En cualquier caso, no es nada fácil predecir el destino político de Ecuador en estos momentos. Lo que sí está claro es que, si triunfan las tesis del actual Presidente, el país quedará enmarcado en una línea ideológica determinada mientras que si se imponen las posiciones de quienes lideran las protestas y se convocan elecciones y alcanzan el poder, el país andino volvería de nuevo al modelo anterior. Las consecuencias son de gran calado no solo para Ecuador sino para el conjunto de América Latina y, en particular, para los esquemas de integración que tienen lugar en esta zona del planeta. A un eventual cambio político en Ecuador habría que sumarle un probable cambio político en Argentina. Ahora bien, nada está decidido. Pero la crisis que acontece ahora en Ecuador pone de relieve, una vez más, que no se deben menospreciar ninguna de las almas que habitan en América Latina.