Agencia Tributaria
Ángeles y demonios
Avisos hubo que carísimos bufetes de abogados y de expertos fiscalistas atendieron con premura y diligencia. «Que viene el lobo, que viene el lobo», escucharon. La sombra de Hacienda se cernía sobre los habitantes del paraíso (fiscal), algunos de los cuales, bajo el manto protector de san Jorge (Mendes), se sintieron a salvo y prosiguieron con la vida disipada y un ahorro codicioso y efervescente que amenazaba con reventar. Ha estallado la burbuja.
Xavi (Hernández) avisó al presidente del Barça: «Tienes a todos los jugadores en peligro (de revisión fiscal)». Josep Maria Bartomeu hizo correr el mensaje. Cuando Gerard Piqué escuchó la voz de alarma ya andaba metido en pleitos contra la Agencia Tributaria, que le ha cobrado dos millones y medio de euros con carácter retroactivo por la reconocida ambigüedad de la Ley y sus interpretaciones sobre qué cantidades pueden acogerse al 15 por ciento de los derechos de imagen sin pecar de avaricia. El proceso está abierto.
Jugadores más modestos que Piqué han pagado multas muy superiores a lo que ahorraron –un jugador del Almería ha tenido que abonar 200.000 euros por un desvío de 90.000 que estaba permitido– y ahora aguardan a que el central del Barça gane el juicio para acogerse a la sentencia favorable y recuperar lo que hasta hace nada era un ingreso lícito. Pero éste sólo es uno de los frentes que el ministro Montoro tiene abierto con los futbolistas.
El de los clientes de Mendes es de otro calado porque la Fiscalía, según va recibiendo informes de los inspectores de Hacienda, abre diligencias y denuncia. El san Jorge (Mendes) ya no es un ángel sino un demonio que por medio de un entramado de sociedades interpuestas ha metido a sus clientes en un laberinto del que sólo podrán salir si asumen la penitencia correspondiente y pasan por ventanilla. Dan Brown diría que es el infierno.
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