Y volvieron cantando

Casas de papel mojado

La mengua en la oferta de alquileres no se corresponde tanto con la ausencia de viviendas como con el hecho de que están vacías, sencillamente por el temor de sus propietarios a no gozar de las correspondientes garantías jurídicas

Este sí que es un problema horizontal y pocos asuntos como el de la vivienda se prestan tanto al discurso demagógico partidista. Que la vivienda sea ya uno de los primeros caballos de batalla en el debate político de la legislatura nadie puede negarlo, sobre todo teniendo en cuenta la ecuación inevitable y en algunos momentos explosiva resultante de una necesidad vital y un derecho ciudadano trufada con ese otro derecho que supone la propiedad privada y la prerrogativa de invertir, comprar o vender en un mercado libre. El acceso a la vivienda es el principal problema de los jóvenes recién incorporados al mundo laboral y eso requiere de medidas decididas por parte de las administraciones, sobre todo poniendo facilidades en lugar de trabas al mercado del alquiler, lo que se topa nuevamente con el redivivo discurso demagógico de una izquierda que promete ríos de leche y miel a los jóvenes y futuros votantes en potencia bajo el mantra reiterativo de que es mejor que el sector privado o cualquier individuo libre no invierta, ni alquile, ni construya aun a sabiendas de que a la larga eso va a suponer el estrangulamiento de cualquier expectativa de acceso a una vivienda digna. Que la vicepresidenta Díaz se suelte con llamamientos a no comprar segundas residencias porque eso es «especular», además de un sin sentido –uno más de la aun líder de Sumar– es todo un misil a la flotación del mercado del alquiler y un empeoramiento de las posibilidades de jóvenes y rentas modestas.

La mengua en la oferta de alquileres no se corresponde tanto con la ausencia de viviendas como con el hecho de que están vacías, sencillamente por el temor de sus propietarios a no gozar de las correspondientes garantías jurídicas. Confundir a un modesto dueño de segunda residencia fruto de toda una vida de trabajo con un salvaje especulador librecambista es parte de un discurso que acaba demonizando el ahorro y que supone una interminable pesadilla para ciudadanos modestos como la víctima del «inquiokupa» de Leganés que estos días ha arrojado ríos de tinta, en huelga de hambre y dispuesto a morir por defender su casa, o la rebelión vecinal en Villa de Vallecas contra unas autoridades que parecen proteger al delincuente ocupador y así por lo largo y ancho del territorio nacional. Mientras tanto desde el Gobierno, humo y oferta de casas de papel mojado.