La situación
Y ahora huyen de Twitter
«Llegáis tarde, porque hace años que Twitter es un estercolero en el que han chapoteado con gusto los amantes del estiércol»
En los últimos días, determinados medios, periodistas y algún tertuliano –profesional del odio– han decidido abandonar Twitter, ahora rebautizado con el absurdo nombre de X por su dueño, el pregonero trumpista, Elon Musk. La característica trumpista es el detonante que ha provocado esta movilización biempensante, movidos sus protagonistas por un repentino acceso de dignidad consistente en no participar de una kermese dominada por la extrema derecha. No os falta razón, pero no la tenéis toda y, además, llegáis tarde, amigos.
Llegáis tarde, porque hace años que Twitter es un estercolero en el que han chapoteado con gusto los amantes del estiércol. Pero no solo los de la extrema derecha, también los de la extrema izquierda.
Es una verdad casi científica que Donald Trump nunca hubiese ganado las elecciones de Estados Unidos en 2016 de no ser por el abuso manifiesto de Twitter, como instrumento propagador de bulos y campañas de persecución. Tan cierto es este hecho como que, sin Twitter, Podemos nunca hubiese estado a punto de asaltar los cielos (como proponían sus figurantes) en 2015 y 2016, en su paseo triunfal hasta el Parlamento desde la facultad de Políticas de la Complutense. Eran unos virtuosos en organizar cacerías y linchamientos en Twitter contra aquellos que no caían en la facilona y cobarde tentación de reírles las gracias.
Pero antes, en 2011, cuando Twitter aún no era lo que es hoy, los promotores del 15M y de «Rodea el Congreso» ya se movilizaron gracias a otras redes como Facebook. E incluso antes, fueron los alentadores del acoso y el escrache con el «pásalo», a través de simples SMS.
Quien firma esta columna lleva casi dos años y medio sin publicar un tuit, y no creyó que fuese necesario darse importancia por ello mediante un anuncio urbi et orbe. Si algún día cree conveniente volver a tuitear, lo hará, sin más. O no.
Estimado colega, si te quieres ir, te vas. Si te quieres quedar, te quedas. Pero ni lo uno ni lo otro te convierte en el héroe que alguno pretende ser, ahora que los suyos ya no controlan la red tanto como antes.
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