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Tribuna

1957/2024. Dos grandes riadas. Nos mira el Rey Jaime I

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tiene que estudiar la construcción inmediata de una serie de infraestructuras indispensables y urgentes

La DANA (depresión aislada en niveles altos) se manifestó en Valencia con la gran crecida del Turia, junto al desbordamiento del río Magro y de los barrancos colaterales de su cauce hacia la Albufera, a partir del día 29 de octubre de 2024. La valoración de la gran tragedia se abrió con lo totalmente irreparable, los 224 muertos y tres desaparecidos, en la computación letal.

Desde el colectivo de los premiados con el Rey Jaime I, expresé mis inquietudes de que al comentar la DANA en 2024, no se evocó el llamado Plan Sur, el conjunto de decisiones tomadas a partir de una gran riada anterior, la de 1957.

Esa ignorancia comportó la de las obras que se hicieron a partir de 1957 y hasta 1975, seguramente señal del irracional rencor de algunos para no valorar las obras públicas que se hicieron en España durante el anterior régimen de dictadura. Sin apreciar que la inversión en infraestructuras del citado Plan tuvo oficialmente un importe de 7.000 millones de pesetas, con efectos muy positivos después y desde luego en 2024. Según vimos por fotos del Canal Sur, con su cauce lleno de agua saliendo directamente al mar, y las vías paralelas con un tráfico ordenado de vehículos.

El Plan Sur fue una operación a escala nacional, presidida por un tiempo por el ministro sin cartera Pedro Gual Villalbí, en el que se examinaron tres posibilidades de nuevas infraestructuras: la norte, la central, y el trazado al sur de un gran canal para desviar el curso del río Turia, desde once kilómetros antes de su desembocadura. De gran capacidad, 3.000 m3/seg., para llevar el agua excedentaria en grandes riadas directamente al mar, protegiendo así la ciudad de Valencia y su puerto, que luego ha llegado a ser el primero de España en contenedores.

La otra gran medida del Plan Sur, muy ecológica, consistió en tratar de que el viejo lecho del río, ya sin agua que llevar, no fuera la base de una autopista con la que atravesar rápidamente la propia capital valenciana, y conectarla con la zona de El Grao en automóvil en pocos minutos, agregando todavía más estrés.

Para hacer posible el cambio lineal, el Estado donó el viejo lecho del río al Ayuntamiento de Valencia, titularidad indispensable para hacer un gran jardín, de unos ocho kilómetros y medio desde el arranque del Canal Sur al mar, hasta la antigua desembocadura. Un caso único de reverdecimiento de una muy antigua ciudad, con toda clase de instalaciones para el deporte, esparcimiento, relax, etc. Operación recomendada por el Prof. Mario Gaviria y sus discípulos, que actuaron con gran sabiduría ecológica.

La cifra del daño global de la DANA 2024 ha sido valorada en 17.000 millones de euros, por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Y la más interesante comparación de ese guarismo es con el PIB de la provincia de Valencia en 2022 –último disponible–, de 67.551 millones de euros. El perjuicio de la DANA supone un ingente 25,17 por 100 del PIB de la provincia.

Una apreciación importante del IVIE es la del «limitado esfuerzo inversor en infraestructuras hidráulicas durante los últimos quince años en la provincia de Valencia». Con «un fuerte ajuste a la baja a partir de 2009, como resultado de los recortes en las inversiones públicas» durante la Gran Recesión (2008/2014). Una caída del 75 por 100 que se prolongó hasta los años más recientes. Lo que hace necesario revisar con urgencia el proceder a la normalización urgente de un área calculada en 570 km2, con unos 1,8 millones de habitantes afectados directos. Además, después de tres meses, hay campas donde se apilan una gran parte de los 120.000 vehículos afectados por el nefasto meteoro.

Igualmente, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tiene que estudiar la construcción inmediata de una serie de infraestructuras indispensables y urgentes. Obras aparentemente menores en los barrancos, pero que serían de gran importancia para evitar situaciones como las de 2024. Absolutamente necesario, en la reconstrucción, no seguir ocupando zonas inundables.

Obligado es destacar en el proceso de recuperación la asistencia para superar la DANA, de muchos millares de ciudadanos voluntarios («cerca de 100.000», según estimaciones), expresivos de la solidaridad de la entera Nación española con Valencia. Lo mismo cabe decir de la Unidad Militar de Emergencia (UME), y de los Ejércitos, que prestaron sus valiosos servicios. Con una estimación de 7.800 militares, con efectivos que siguen allí trabajando después de más de tres meses. Asimismo, es obligado el recordatorio de la presencia de los Reyes, Felipe VI y Letizia, en más de una ocasión y desde los primeros tiempos, con máxima dedicación y proximidad.

Por lo demás, sin más demora sería bueno mejorar la organización del tema a medio y largo plazo, con la configuración de una autoridad en verdad conjunta y omnipresente: estatal, de la comunidad autónoma y municipal. En ese sentido, el proceso seguido hasta ahora no parece que haya sido el más adecuado. Hay unanimidad en que los sistemas de alertas han de reforzarse desde ahora mismo, para evitar los peores daños, empezando por proteger vidas. Y desde luego, la gravedad de la DANA de 2024 obliga a la investigación de responsabilidades que habrá de hacerse cabalmente.

En definitiva, son muchos más los temas a tratar, y un artículo de prensa no da para más. Seguro que el Rey Jaime I el Conqueridor sabe de la profunda inquietud de los valencianos, a la que nos asociamos por entero los premiados con el renombre de aquel grande e ilustrado monarca.

Ramón Tamameses economista, historiador y político.