Prueba
El coche del Mundial aparcado en el garaje
Al pulsar un botón en el volante, el Hyundai i20 N, base del coche de competición en el Mundial de Rallyes, pasa de ser un compacto de ciudad a un deportivo para quienes gusten de la conducción al límite en pista
La industria del motor cada vez fabrica coches más perfectos. Es algo que lo podemos ver los periodistas especializados en las pruebas que realizamos de nuevos modelos cada semana. Pero de todos ello, solo unos pocos suben a la categoría de excepcionales. Bien por su diseño, por su nivel excepcional de terminación o, como es el caso de este Hyundai i20, en su terminación N, por sus excepcionales prestaciones y comportamiento en carretera que nos transmiten toda la esencia de la competición, en concreto de los rallys internacionales.
No es por casualidad que el I20-N es la base del coche con el que Hyundai defiende su posición de liderazgo en los Campeonatos del Mundo de España, de esta especialidad del deporte del motor. La marca coreana ha conseguido transformar su compacto de ciudad, en i20 que vemos habitualmente por la calle, en un automóvil de máximas prestaciones en la versión especial denominada N, y que es fácilmente identificable frente a sus hermanos de gama por su característica color azul claro.
Si te montas en uno de ellos, ya estás advertido no solo por su característica pintura exterior, sino asimismo por la terminación interior en la que se unen una buena terminación con materiales de calidad y todos los elementos de deportividad exigidos a un producto semejante. Como los asientos tipo baqueta que sujetan el cuerpo a la perfección en las curvas, el volante multifunción que, además de contar con los típicos mandos de la radio etc… de cualquier coche de serie, incluye botones y mandos para hacer variar el comportamiento del conjunto y poderle sacar toda su esencia deportiva, incluso variando la visión de la pantalla frontal donde tenemos acceso a todos los datos del comportamiento del motor, sus temperaturas, revoluciones, etc…
Pero, por otra parte, este i20 tampoco renuncia a una utilización diaria en la que no tiene que demostrar todas sus virtudes. Es decir, estamos ante un compacto con muy buena maniobrabilidad por ciudad, espacio para cinco pasajeros, un maletero suficiente, de 352 litros ampliables hasta los 1.165, y una línea de carrocería realmente atractiva dentro de este segmento del mercado. Si no fuera por su color y algunos detalles que le delatan, como el alerón estabilizador al final del techo, el escape y los deflectores de la zona baja trasera o las entradas de aire y elementos estabilizadores de la carrocería, podría pasar desapercibido en el tráfico urbano. Es más ligero que otras versiones, ya que se sitúa justo por debajo de los mil doscientos kilos de peso.
Eso sí, cuando apretamos el acelerador y activamos algunos de los controles desde el volante, sale a relucir toda la brillantez del conjunto, comenzando por su motor delantero de cuatro cilindros en línea. Un 1,6 litros que alcanza una potencia de 204 caballos y que se complementa con una caja manual de seis velocidades de racionamiento muy rápido. Una mecánica que puede mostrarse totalmente domesticada en ciudad, pero que se transforma cuando accionamos algunos de los modos de conducción deportivos y comienza, de entrada, a hacer rugir toda su potencia con un sonido Belo y característico. Es el momento de enfrentarnos a una carretera de montaña, que es donde nos dejará ver todas sus virtudes y nos hará disfrutar cómo debe hacerlo Dani Sordo o Iván Ares, aunque nos quedemos a mucha distancia de sus prestaciones. Y no únicamente por su aceleración, que pasa de cero a cien en 6,2 segundos, o por su velocidad punta de hasta 230 por hora. Sino por otras virtudes, como la rapidez con la que sube de vueltas hasta su límite de 7.000 rpm y la rapidez de su caja de cambios, que nos permite mantener siempre un régimen de giro muy alto, en medio de un sonido embriagador, propio de las carreras. Las primeras marcas son más cerradas, para ir abriéndose hasta llegar a una sexta, muy cómoda para viajes por autopistas.
Competición
El autoblocante delantero hace que el conjunto, ayudado por neumáticos de 215 en llanta 18 de Pirelli P-Zero, se inscriba en las curvas con una facilidad sorprendente. Y que, con un golpe de volante combinado con el acelerador, el coche pueda convertirse en un divertido sobrevirador en las curvas. No es un ejercicio fácil, pero ayuda el chasis reforzado y la entrega de potencia desde muy bajo régimen. Todo ocurre cuando pulsamos la leva marcada con una N situada en el volante. La pantalla frente al conductor cambia su configuración y se centra en los parámetros del motor, como temperatura de agua y aceite y puedes variar algunos elementos que te ayudarán a tu conducción al límite, como dureza e la dirección, la estabilidad o incluso el sonido del escape, que te anuncia que las cosas van a cambiar y que este i20 va a pasar de ser un ciudadano educado a un deportivo agresivo con una relación peso/potencia muy favorable. Y también que, con el acelerador a tope, se va a disparar el consumo. Pero la diversión siempre tiene un precio. En este caso, el del Hyundai i20N se sitúa en los treinta y un mil euros.
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