Año nuevo

Jesús López, uno de los relojeros de Sol: “Llevo 25 años sin tomarme las uvas”

Las campanadas sonarán y la gente podrá vivirlo desde la Puerta del Sol. LA RAZÓN habla con el guardián del reloj centenario más famoso de España

Fotos a Jesús López, uno de los relojeros encargados del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol.
Fotos a Jesús López, uno de los relojeros encargados del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol.Jesús G. FeriaLa Razon

Tras meses de incertidumbre esperando saber si los madrileños y visitantes podrán tomarse las uvas en la plaza del Sol, finalmente la tradición se cumple. Un año más las doce campanadas harán eco en un aforo de entre 7.000 y 8000 personas.

El reloj de la Gobernación, comúnmente conocido como reloj de Sol, estaba situado en una plaza que, hasta el siglo XIX, suponía la mitad del tamaño que tiene actualmente, y ni siquiera era considerada una plaza de prestigio como lo es ahora. No obstante, la construcción de la Casa de Correos entre 1766 y 1768 comenzó a sentar las bases de lo que hoy es una de las zonas más visitadas de España. Sus orígenes se remontan a 1866, cuando el Ayuntamiento de Madrid contactó con el prestigioso relojero español José Rodríguez Losada, que regentaba su propia relojería en el 155 de Regent Street, una de las calles más influyentes de Londres. Un 19 de noviembre de ese año, la reina Isabel II inauguró el reloj, también a propósito de su cumpleaños. Aunque sufrió algunos daños en las esferas durante la Guerra Civil, el reloj más conocido de España se encuentra en el mismo lugar más de 150 años y, según Jesús: “sin dar problemas”.

LA RAZÓN habla con uno de los tres guardianes que se encargan de que todo funcione, Jesús López Terradas. Jesús (junto a sus compañeros Pedro y Santiago) lleva nada más y nada menos que 25 años pasando la última noche del año acompañando al reloj que no ha parado sus agujas desde hace más de 150 años. Eso sí, para ello ha tenido que renunciar a comerse las doce uvas cada vez que suena el “dong dong”. “Los tres encargados de esto no tomamos ni una sola uva. Estamos pendientes de los tiempos y del trabajo, contando los tiempos y pensando en que la gente se tome las uvas a gusto y feliz”, detalla Jesús.

Fotos a Jesús López, uno de los relojeros encargados del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol.
Fotos a Jesús López, uno de los relojeros encargados del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol.Jesús G. FeriaLa Razon

Nacido en Toledo, pero como él dice: “Me conozco bien Madrid”, se muestra tan ilusionado como si fuese el primer día. El relojero cuenta que su tarea es encargarse de que todo salga bien desde 1997. “La máquina tiene tres partes: la del movimiento, la que da los cuartos y la que da las horas, cada una de ellas con fuerza propia gracias a una pesa. La fundamental y central, que es la de movimiento, se encarga de que cada quince minutos funcionen los cuartos; y los cuartos hacen que cada hora funcionen las horas”, explica.

Pero para que todo esto ocurra el mantenimiento es exigente, pues lejos de una visita cada diciembre, todas las semanas hay que elevar las pesas a su parte más alta, limpiar y controlar que todo esté en orden. “No ha habido problemas. Hemos procurado con el mantenimiento que el reloj se encuentre siempre en perfectas condiciones”, pronuncia Jesús. Y añade: “No es lo mismo la presión que vivíamos entonces en los inicios, eso está claro. Pero de todas formas siempre hay un poco de miedo, porque hay que ser consecuente y responsable de que si hay algún fallo repercutirá en toda España. No podemos permitirlo”.

En cuanto a la situación excepcional que vive la plaza con motivo de las obras, el relojero no se muestra preocupado, pues su misión, que es que se escuche el sonido de las campanadas, estaba asegurada. “Nosotros veíamos que casi seguro en la parte del suelo iba a estar en condiciones, y aunque no al 100%, sí creo sinceramente que se puede asistir y la plaza está en condiciones para eso”.

La nueva plaza de Sol

El año se acabará con la ballena de siempre que da acceso al Cercanías,queno se cambiará hasta el año que viene. El alcalde, Martínez-Almeida ya informó de que “queda cortada la zona del acceso al Cercanías, y la sustitución de la ballena, así como también quedan pendientes la finalización de las obras en la Carrera de San Jerónimo o Pontejos”. El objetivo es alcanzar un nuevo orden en los elementos presentes de la plaza y adaptarlos a la nueva configuración, principalmente generando un espacio mucho más diáfano. El lado norte estará delimitado por una línea de bancos que se dividirá en ocho partes, con tres interrupciones principales que coinciden con las calles que entroncan con la plaza (Preciados, Carmen y Montera) y otras cuatro particiones intermedias para permitir una mayor fluidez en el tránsito peatonal. En los dos extremos se instalarán las estatuas de la Mariblanca (en el extremo de la calle Arenal) y el Oso y el Madroño (en el lado de la calle Alcalá).