Tabernarios
Visitamos a Silene da Rocha mientras hace sus torrijas
Para que resulten más saludables, las hornea, no las fríe, y emplea leche vegetal de soja
Antes de probar sus productos, les cuento que Silene Da Rocha forma parte de una familia brasileña de agricultores del Paraná. De ahí viene su respeto por la naturaleza y el medio ambiente y porque pasó toda su infancia entre el campo y la selva. De bien pequeña aprendió a elaborar de manera artesanal panes, galletas y todo tipo de bollería saludable.
Esa es la esencia de Amasa, su preparación a partir de harinas ecológicas y masa madre. Por eso, hemos acudido a su obrador de Las Rozas (cuenta con otro en Majadahonda y con un puesto recién abierto en el mercado de Chamartín) a probar sus torrijas. Con el objetivo de que sean digeribles y también pensando en aquellas personas intolerantes a la lactosa, Silene prepara para esta Semana Santa una torrija que no fríe y sí hornea con aceite de oliva. Emplea leche vegetal de soja y un pan de molde ligero tipo brioche, que hace sin mantequilla animal. Y a partir de ahí, realiza la mezcla con la citada leche, huevos batidos, canela en rama, clavo, cardamomo, donde empapa la torrija. Enseguida, la coloca en un horno de aire.
Cuando está doradita, incluye azúcar moreno, panela natural y la quema con un soplete. Para quien tenga previsto prepararlas en casa, nos explica que quedan igual de ricas con leche de almendras y de avena: «Son fáciles de hacer. La clave está en empapar bien las rebanadas para que, al final, queden muy jugosas», señala Silene, al tiempo que nos regala uno de sus trucos para que estos días triunfemos con los nuestros: «Nosotros las dejamos desde el día anterior dentro de la nevera para que no se deshagan. Usar el pan duro del día anterior ya no es necesario». También, un punto más lo logra al aromatizar la leche con canela, piel de naranja, clavo de la India, cardamomo, canela en polvo y canela en rama y al empapar en ella la torrija absorbe todo el sabor. Más todavía si la calentamos con el objetivo de que se aromatice bien con las especias. Es una muestra de que todas sus elaboraciones siguen una línea muy saludable.
En Amasa encontramos 30 tipos de pan y uno de los más demandados es el brasileño. Se trata de un pan de queso, que en su país es muy típico para desayunar. No lleva gluten y sí almidón de yuca, leche, huevos, aceite y queso fresco rallado. También, la esfija. Se parece a una empanada y su receta es de origen árabe. De masa fina, se crea en forma de triángulos rellenos de carne, de pechuga de pollo y de verduritas. Parafuso es el nombre que recibe la barra larga de pan de fermentación ecológica. Parece un tornillo y la amasa con harina, agua y sal (1,60 euros). A la pregunta sobre la excelente salud del pan artesano de calidad, confirma que «antaño éste era nefasto en Madrid. En Barcelona, siempre fue mejor, pero, a día de hoy, han abierto numerosos establecimientos y como la gente quiere comer buen pan, la demanda es mucho mayor. Incluso, hay quienes han aprendido a hacerlo y lo valoran mucho más». Silene amasa 200 piezas al día. Empieza el proceso de horneado a las dos de la mañana: «A las cinco, ya estamos amasando para el día siguiente, y ésta va directamente a la cámara, porque llevamos a cabo una larga fermentación durante la tarde y toda la noche para por la mañana empezar a hornear». También, nos gusta el pan de cebolla, de aceituna, de maíz, el picante con arrabiata italiana, de algarroba, la barra integral y la moringa con arándanos, que es muy especial. Es posible sentarse a tomar un café, de origen brasileño, también cosechado de manera artesanal con tueste en Madrid. Una curiosidad, para desayunar, además de cualquiera de las creaciones, nos entusiasma el bowl de açaí, una fruta, que crece en la Amazonía, que es un chute de energía y un antioxidante maravilloso para comenzar el día con una vitalidad arrolladora.
FICHA
C/ Dublín, 25A, Las Rozas
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