Cine
La cabina de Mercero regresa al lugar de Madrid donde nunca estuvo
«La cabina» (1972), el mediometraje más celebrado de la historia del cine español, cuenta ya con el homenaje permanente que merecía
La cabina telefónica más famosa de España, en realidad, nunca existió. De hecho, hasta su color rojo, ausente en los locutorios españoles de la época y que lo emparentaba con los londinenses, también fue una invención con vistas a manipular la mente del espectador. Y, sin embargo, pese a salir única y exclusivamente de la imaginación de Antonio Mercero y José Luis Garci, de algún modo, este habitáculo nunca ha dejado de estar presente en la calle Arapiles, en el distrito de Chamberí. A punto de cumplir los cincuenta años desde su emisión en TVE, «La cabina» (1972), el mediometraje más celebrado de la historia del cine español, cuenta ya con el homenaje permanente que merecía: situada en Arapiles esquina con la plaza Conde Valle Suchil, una réplica exacta del habitáculo del que un magistral José Luis López Vázquez, primero sorprendido, después angustiado y finalmente condenado, trataba en vano de escapar.
Inaugurado por el Área de Cultura del Ayuntamiento, con Andrea Levy al frente, se materializa por fin un homenaje aprobado por unanimidad en el Pleno del Ayuntamiento hace más de tres años. Entonces, la iniciativa corrió a cargo del guionista y publicista David Linares, que contó con el apoyo de los familiares del propio Antonio Mercero, fallecido en 2018. Un cineasta, no lo olvidemos, que, además de brindarnos aquí una de las escasas obras verdaderamente de culto de la cinematografía española, también fue responsable de que nos pasáramos muchas horas frente a un televisor, gracias a series como «Veranos azul» o «Farmacia de guardia», dos hitos de la pequeña pantalla.
Con este recordatorio se da, además, una preciosa contradicción: en un momento en el que las cabinas telefónicas se han extinguido prácticamente del paisaje urbano y han quedado relegadas a piezas de museo, al final, solo quedará en pie la de Mercero. Eso sí: absténgase de entrar.
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