León V
Cuando Madrid fue capital de Armenia
Por azares del destino -y la generosidad del rey de Castilla, Pedro I-, León V encontró refugio en la villa de Madrid allá por el 1383
Fue rey de aquella manera. Quizá hoy lo llamaríamos señor o conde de un territorio... Sin embargo, por concesión real, estuvo en lo más alto de la pirámide del poder en la Villa de Madrid. Con todo, poco queda más allá de la memoria de un hecho que aparece, de manera tímida, en algunos testimonios y recuerdos. Por ejemplo, en el callejero de Madrid es posible encontrarse con la Calle de León V de Armenia.
La historia tiene rocambolescos caminos. Algo que facilitó que este personaje ostentase el título de Señor de Madrid, siendo la máxima autoridad de la actual capital de España. Todo sucedió en el siglo XIV, época de caballeros, lances y guerras; de banderías y alianzas insospechadas.
Lejos de la que con el paso de los años sería Villa y Corte, en el año 1375, las tropas de los mamelucos egipcios enviadas por el sultán de Babilonia invaden Armenia. Allí, en uno de los primeros reinos cristianos, quizá el primero, gobernaba León V. En un convulso Oriente Próximo, un grupo de armenios había creado en lo que actualmente es Turquía sudoriental, en la región de Cilicia, un país refugio. El reino fue independiente de 1078 a 1375 aproximadamente. Derrocado del trono, León es enviado a El Cairo donde permanecerá durante siete años, recluido en una celda. No obstante a lo largo de este tiempo enviará numerosos emisarios a entablar conversaciones con los diferentes reyes cristianos de Europa para que intercedan en su ansiada liberación. Algo que él buscaba con la intención de volver al trono.
Los deseos del depuesto rey armenio se hacen realidad cuando Juan I de Castilla acepta pagar su rescate. Un curioso y oriental rescate, todo hay que decirlo: joyas, animales y otros regalos serán parte de la dote que el monarca castellano tendrá que entregar para liberar a León. Pero el gesto del rey hispano no acabó ahí. Ante la situación menesterosa del rey armenio, le entregó los Señoríos de Andújar, Ciudad Real… y Madrid, allá por el 1383. Hay que decir que, a los por entonces escasos vecinos de la hoy capital, aquello no les hizo demasiada ilusión. Muchos temían una subida de impuestos (cómo no)... y además para pagar a un extranjero. Pero la cosa no fue por donde ellos temían.
Para empezar, no tuvieron que convivir demasiado con el armenio, que estuvo poco tiempo en la ciudad del Manzanares, y luego -y eso fue lo que más les agradó-, bajó los impuestos y reparó el Alcázar. Sin embargo, el bueno de León no estuvo muchos años en Madrid. Ansiaba recuperar sus territorios en Oriente, por lo que emprendió una campaña, a la búsqueda de ayuda y financiación, que le llevó a Navarra y Francia. Un empeño infructuoso, pues nada logró, falleciendo en París en 1393 sin ver cumplido su gran deseo, recuperar su antiguo reino, fecha en la que termina también su mandato y su olvidado paso por la capital. Poco queda, como decíamos en la memoria de los madrileños de aquel “señor”. Si acaso un exótico recuerdo y la placa con su nombre en una calle.