Activista

Celia Mayer, la nueva asesora de Irene Montero que confundió Vallecas con Siberia

Fue cesada por Carmena por sus errores en la “purga” del callejero en aplicación de la Ley de Memoria Histórica y, por el caso “Máster de Tenis” se encuentra a la espera de juicio

Celia Mayer durante el Pleno del Ayuntamiento de Madrid en el que fue reprobada
Celia Mayer durante el Pleno del Ayuntamiento de Madrid en el que fue reprobadalarazon

Celia Mayer es uno de las nuevas caras del equipo de asesoras del Ministerio de Igualdad, liderado por Irene Montero. Fue delegada de Cultura, primero, y más tarde de Políticas de Género y Diversidad. Ahora, dentro de la coalición PSOE-Podemos, asumirá la jefatura de gabinete de la Secretaría de Estado de Igualdad. Desde su entorno valoran su “amplia experiencia” en gestión de las políticas municipales. La intención de este fichaje es que “refuerce” la gestión del gran paquete legislativo que tiene por delante el ministerio de Igualdad”. Concretamente, la Ley Trans y de derechos LGTBI, la reforma de la ley 2/2010 de Derechos Reproductivos, el Plan Corresponsables, Fondos Europeos y la Estrategia Nacional contra las violencias machistas.

Polémico paso por Cibeles

Su paso por la administración municipal, sin embargo, no está exento de polémicas. Fue la responsable de una polémica actuación de un grupo de titiriteros en Tetuán. Aunque quizá la más sonada tiene que ver con su gestión en materia de Memoria Histórica. Y, en concreto, lo que sucedió durante el Pleno en Cibeles en el que justificó la modificación del nombre de decenas de calles en la capital. Ocurrió el 22 de diciembre de 2015, día del Sorteo de Navidad. La delegada de Culturase subió a la tribuna del Pleno del Ayuntamiento de Madrid cargada de folios. Tenía preparada una presentación de Power Point. Mayer presentaba en sociedad la primera versión de la purga del callejero. Se comprometió a eliminar una treintena de calles y plazas por homenajear, dijo, a «incitadores del golpe de Estado o ejecutores de delitos de lesa humanidad». Entre esas vías estaba la dedicada a los hermanos García-Noblejas, ahora restituidos por la Justicia.

El bochorno de la intervención que perpetró Mayer aquella mañana aún es a día de hoy, más de un lustro después, objeto de comentarios en los pasillos del consistorio. El sectarismo de su actuación en el examen de las calles que iban a ser borradas está desembocando en estas semanas en una cascada de sentencias en contra que, ahora, deberá gestionar el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida.

Todos sus errores en materia de Memoria Histórica

Ahí van algunos de los patinazos históricos firmados por la responsable de la gestión cultural en Madrid en aquellos días. Afirmó que la plaza Juan Pujol, situada en el distrito Centro, homenajeaba al «agente doble que actuó bajo el mandato de la Alemania nazi y el Imperio británico» y «que se le conocía por el nombre de ’'Garbo’'». Alguien que, según el argumentario del carmenismo, «no merece una calle». A los pocos minutos, Mayer no tuvo más remedio que rectificar su error y aclarar en los pasillos del Ayuntamiento que en realidad la calle de marras homenajeaba al «jefe de prensa del Movimiento Nacional».

Justificó la eliminación de la calle Comandante Zorita –célebre por ser el primer español en romper la barrera del sonido– por «participar en el bombardeo de Guernica». Las fechas, sin embargo, no cuadraban. Y es que Demetrio Zorita no era aún piloto en abril de 1937, cuando se produjo el bombardeo sobre la localidad vasca. A finales de ese año realizó el curso que le convirtió en aviador.

Para argumentar la urgencia de retirar la calle General Orgaz en Tetuán, Mayer utilizó una fotografía en la que un soldado contempla el traslado de un cadáver. Imagen que, quizá, se le traspapeló al equipo de Mayer. Porque su autor era el teniente inglés John Randall, que retrató en 1945 cómo fue el rescate de los prisioneros del campo de concentración de Bergen en Noruega.

Destitución al frente de Cultura

Para defender la purga de la calle Francisco Iglesias, en Vallecas, optó por otra instantánea equivocada. Era un fotograma del documental «La isla de los caníbales», en Siberia, a la que Stalin condujo deportadas a 4.000 personas. Cuando abordó las supuestas tropelías cometidas por el general Antonio Sagardía Ramos –y al que, por tanto, había que fulminar del distrito de Moncloa-Aravaca– utilizó una fotografía tomada en 1934 sobre el traslado de un grupo de presos en Oviedo por parte de los guardias de asalto republicanos.

Mayer incendió las redes, pero también los ánimos en Cibeles. Pocos meses después, Carmena decidió que la aplicación de la Memoria Histórica en Madrid no podía seguir en sus manos y creó un comisionado que, a la vista de las sentencias judiciales que conocemos en estos días, tampoco mejoró en exceso el criterio histórico con el que ha aplicado esta ley.

A la espera de juicio con Sánchez Mato

La experta en Políticas de Género, junto a su compañero Sánchez Mato, se encuentra a la espera de juicio por el denominado “caso Master de Tenis”. Ambos están acusados por un presunto delito de malversación y prevaricación al encargar informes por valor de 50.000 euros sobre el convenio para la celebración del Open de Tenis, tras una denuncia cursada por el grupo municipal del Partido Popular.