"Símbolo de amor"

El arzobispo de Madrid defiende la Cruz y a los monjes del Valle de los Caídos

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, señaló este martes que el destino de la Cruz del Valle de los Caídos se decidirá “en su momento” en un “proyecto concreto de resignificación”

El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid
El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de MadridJ.J. GuillénAgencia EFE

El cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Carlos Osoro, ha defendido, frente a la ley de Memoria Democrática que plante el Gobierno, la presencia de la Cruz del Valle de los Caídos como “símbolo de amor”, y de los monjes benedictinos que “siempre han rezado por la reconciliación y por todas las víctimas”.

“No conocemos en detalle qué quiere hacer el Gobierno en el Valle de los Caídos, pero hay que recordar que la Iglesia, particularmente la comunidad benedictina allí presente, ha rezado siempre por la reconciliación y por todas las víctimas. La cruz es símbolo de amor y entrega”, ha subrayado Osoro en un mensaje en Twitter.

Así se ha pronunciado el cardenal después de que este martes, el Gobierno aprobara el anteproyecto de ley de Memoria Democrática que pretende “resignificar” el Valle de los Caídos. El texto declara la extinción de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y deroga el real decreto de la abadía del año 1957, por lo que el Gobierno deberá iniciar un proceso de negociación con la Iglesia para definir su futuro.

En concreto, sobre la Cruz del Valle de los Caídos, el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, señaló este martes que el destino de la Cruz del Valle de los Caídos se decidirá “en su momento” en un “proyecto concreto de resignificación”.

En todo caso, fuentes gubernamentales matizaron posteriormente que el Gobierno no contempla la retirada de la cruz del Valle de los Caídos pese a la resignificación que se quiere dar al lugar con la nueva ley. Lo que sí está en el aire es el futuro de la abadía, ocupada actualmente por monjes benedictinos y que el Ejecutivo negociará con la Iglesia.