Documenta Madrid: la no-ficción que florecerá en Matadero

Las colas en la reapertura del MK2 Bibliothéque, uno de los cines más arquitectónicamente impresionantes de París, nos despertaban de la ensoñación: Madrid lleva con sus cines abiertos desde la primera semana de junio del año pasado y lo hemos dado por supuesto, casi por hecho, como si no fuera un pequeño milagro. Mientras Europa sufría con cada cancelación y, desde el teatro a la música en directo, pasando por los museos, su cultura se apretaba el cinturón, la nuestra poco a poco podía ir adaptándose a la nueva normalidad. Con la celebración de ese pequeño triunfo en mente, en la primaveral mañana de ayer se presentó la nueva edición del festival Documenta Madrid, que llega a la mayoría de edad apostando por el cine como lugar de encuentro «abierto, libre y luminoso», según señala su eslogan de este año.

Con sesiones en el Cine Doré de la Filmoteca o en el Museo Reina Sofía, pero con sede central en la Cineteca del Matadero —junto a ese espacio de esparcimiento en el que se ha convertido la expansión de Madrid Río—, el veterano festival de no-ficción presentó en la mañana de ayer una programación que, por momentos, parece huir del drama pandémico: en la sección oficial destacan títulos que ya han pasado por prestigiosos festivales internacionales de la talla del CPH:DOX, como «All Light, Everywhere», de Theo Anthony sobre la inclusión de cámaras en los dispositivos policiales estadounidenses, o «Abisal», sobre un desguace cubano. Eso sí, uno de los platos fuertes del certamen en su vertiente internacional será el estreno en España de «A River Runs, Turns, Erases, Replaces», de Shengze Zhu y que levantó aplausos en el pasado Festival de Berlín por su taimado y paisajístico retrato de la ciudad de Wuhan y su evolución durante los dos últimos años.

La vuelta de Siminiani

En el apartado nacional, y dentro de esa pulsión aperturista a la variedad de formatos de la sección que presentaron autoridades como Andrea Levy (delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento) junto al director artístico de Cineteca, Gonzalo de Pedro, destaca la reaparición de León Siminiani. El versátil realizador, nominado al Goya por «Apuntes para una película de atracos» y de reciente actualidad por su documental, junto a Netflix, sobre las niñas de Alcàsser, vuelve a los híbridos con «Síndrome de los quietos», una propuesta experimental con el tribulado clima político de Colombia como telón de fondo. También es de rigor mencionar el estreno de «A todos nos gusta el plátano», del también escritor y activista Rubén H. Bermúdez —autor de «Y tú, ¿por qué eres negro?»— o «Autopsia de un relato periodístico», que ahonda en las protestas y disturbios del 14 de octubre de 2019 en Barcelona.

Más allá de la competición y de una mesa abierta a proyectos que ultima su financiación (de la que han salido éxitos recientes como «My Mexican Bretzel»), la nueva edición de Documenta Madrid, a celebrarse entre el 26 de mayo y el 6 de junio, optará por un formato híbrido. Esto es, invitando al público a las salas pero también abriendo el festival a quienes no puedan desplazarse hasta la capital, ofreciendo parte de las cintas a concurso en la plataforma digital Filmin a partir del 31 de mayo a un precio «especial».

Además, en su apartado de homenajes y retrospectivas, la mayoría de edad del festival y nuevo florecimiento con la vuelta a la normalidad, pasará primero por Luke Fowler, uno de los artistas británicos que mejor supo entender la posmodernidad y, para los más cinéfilos, también por Djibril y Mati Diop, tío y sobrina, sin los que sería imposible comprender las nuevas dimensiones del cine africano, que se acercan ya incluso a lo «mainstream».