El actual campeón del mundo de Fórmula 1, el neerlandés Max Verstappen, con tan solo 24 años posee una fortuna estimada de más de 60 millones de euros. Una cifra que no sorprende tanto al saber que el piloto es el corredor mejor pagado de la parrilla.

El joven, gracias a su excepcional rendimiento en los últimos años, ha conseguido un contrato con Red Bull hasta 2024 por el cual cobrará una base fija de 50 millones de euros, con la posibilidad de aumentar hasta los 65 millones si logra los objetivos deportivos pautados previamente con la escudería.

A este sueldo nada desdeñable se suma el dinero que llega a su bolsillo proveniente de los patrocinadores. Se prevé que en esta temporada Verstappen se hará con una cifra total cercana a los 95 millones de euros, lo que rompería el actual récord y sería un hito histórico para futuros automovilistas.

Una fortuna como esta permite que el piloto se pueda rodear de lujos como vehículos de gama alta. Así, Verstappen adquirió un Aston Martin Valkyrie edición limitada por casi 3 millones de euros, con solo otras 149 unidades fabricadas del mismo modelo. Pero no es la única pieza exclusiva en su garaje, en su colección de automóviles destacan también un Porsche 911 y un Ferrari Monza SP2.

Dejando la carretera de lado, el piloto también ha optado por comprar al creador de Virgin Group, Richard Branson, un jet privado de lujo por la escalofriante cifra de 12 millones de euros, a los que se suma el precio de la reforma. Un avión que Verstappen utiliza para sus traslados personales con toda la comodidad.

El Dassault Falcon 900EX, modelo exacto del aeroplano, tiene capacidad para 12 personas, con dos asientos convertibles en una cama, una zona separada de ocio con sillones de lujo, un baño completo y un minibar para disfrutar completamente del trayecto hacia cualquier destino.

Sobre las capacidades técnicas del avión, el jet está equipado con tres motores que le permiten alcanzar una velocidad de 892 km por hora y cuenta con una autonomía de hasta 8350 km.

Todo esto, por supuesto, necesita un mantenimiento continuo, en el que el piloto de carreras se calcula que destina un millón de euros al año, una cifra que viendo sus últimas adquisiciones y sus futuros ingresos no parece que vaya a costarle pagar.