Se sabe que desde tiempos inmemoriales el maquillaje ha sido de vital importancia para muchas sociedades del mundo antiguo, así como también para la sociedad actual.

Para mujeres famosas del mundo antiguo, y también para muchos hombres, el maquillaje ha sido símbolo, no solo de belleza, lujo y distinción, sino también de poder, jerarquía y aristocracia.

El maquillaje ha formado parte indispensable de las sociedades del mundo y su influencia se deja ver en los libros más importantes de historia antigua del mundo. Hoy en día continúa siendo un factor muy importante en todos los esquemas cotidianos de la vida, principalmente para las mujeres, quienes tienen un aliado imprescindible, necesario y consecuente, que las acompaña en su día a día.

En estos momentos tal vez es un poco difícil que tanto hombres como mujeres no sepan que es el nombrado “Rimmel”. Uno de los productos más importantes y usados por las mujeres, y que forma parte indiscutible de su atuendo y su bolso.

Decir la palabra Rimmel es hablar de pestañas; sin embargo, muchas personas consideran este nombre como el producto exclusivo para pintarlas, sin saber que realmente este nombre se relaciona más con la persona que creó esa peculiar botella cilíndrica, que contiene un líquido negruzco y que forma parte inseparable del maquillaje.

Eugène Rimmel fue un exitoso fabricante de cosméticos de la Francia de los 1800. En el transcurso de su vida administró varias perfumerías, siguiendo la tradición de su padre.

Ya a sus 24 años, el francés conocía muy bien el mundo de la perfumería y los cosméticos, así como también para el cuidado de la salud y la belleza.

Se dice que Rimmel contribuyó enormemente al concepto que se tiene en el mundo de la palabra higiene. El hombre también fabricó productos para el enjuague bucal, cremas para la piel y el cabello.

Sin embargo, el producto que lo haría famoso y cuyo apellido todavía forma parte del mundo del cosmético y el maquillaje es el famoso “Rimmel”, una mascarilla no tóxica usada para aumentar el tamaño de las pestañas.

El concepto de Rimmel como elemento cosmético, es usado no solo en español, sino en francés, italiano, turco, persa y portugués.

Eugène abrió una tienda de cosméticos y perfumes en Strand Street de Westminster y le puso por nombre “The House of RImmel”. Tal fue su fama que llegó a alcanzar notoriedad internacional, ya que muchas personas viajaban largos trayectos hasta su tienda para adquirir muchos de los productos que él mismo fabricaba.

Pero Eugène Rimmel no era solo cosméticos y pestañas, el hombre fue una de las primeras personas que introdujo catálogos en los pedidos que se hacían por correo. Otra de sus innovaciones fue la creación de abanicos perfumados, uno de los inventos más usados en la época y más adquiridos por las mujeres, ya que les permitía dejar su fragancia en lugares públicos como el teatro o la ópera.

La fama de Rimmel llamó la atención de la Reina Victoria, especialmente cuando Eugène creó una fuente de perfume en una exposición en el año 1851. La reina lo nombró su perfumista oficial y con este título lo catapulta hacia la fama en todo el mundo.

Rimmel también escribió libros relacionados con productos de belleza que fueron considerados como importantes y relevantes, tanto para maquillistas, como para fabricantes de cosméticos.

En el principio, la máscara usada para las pestañas era en realidad un producto creado para pintar barba y bigote de los hombres que estaba hecho de jabón y un pigmento dentro de una barra sólida, que luego se mezclaba con agua y con la ayuda de un cepillo de cerdas duras pintaban la zona deseada.

Pero con el correr del tiempo el producto adaptó su fórmula hacia donde se vio más su eficacia, en las pestañas. Desde ese momento el producto ha tenido tanto éxito que se conserva hasta nuestros días.

Eugène Rimmel falleció en 1887 en Londres. Sus hijos se encargaron del negocio familiar hasta 1949 cuando fue vendida la firma.