Infraestructuras
Vaciar la A-5 a base de atascos
La autovía que Carmena quiere convertir en vía urbana genera retenciones por los semáforos y hasta un alcance el día de su inauguración.
La autovía que Carmena quiere convertir en vía urbana genera retenciones por los semáforos y hasta un alcance el día de su inauguración.
La misión vaciar la A-5 de entrada a Madrid para que los ciudadanos utilicen el transporte público, ha comenzado. Los madrileños circularon ayer lento. A no más de 70 km/h por la M-30 por el protocolo anticontaminación, que seguirá hoy. Pero, sobre todo, los más de 120.000 automovilistas que ayer atravesaron la A-5 por la entrada en funcionamiento de los semáforos tuvieron que levantar el pie del acelerador más que otros por los dos polémicos semáforos situados a la altura de los kilómetros 6.5 y 5.7 de la autovía que el Ayuntamiento quiere convertir en vía urbana y que tiene como principales damnificados a los habitantes de los municipios del suroeste. No sólo se ralentizó el tráfico. Hubo hasta un alcance a la altura de uno de los semáforos. Creció la intensidad circulatoria cuando empezaron a funcionar, a partir de las 11 de la mañana. El Ayuntamiento quiso evitar el colapso que se hubiera producido activándolos en hora punta el primer día de su inauguración. Por eso el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, ayer se congratulaba de que los semáforos se hubieran estrenado «sin incidencias relevantes». Pero los efectos de la semaforización empezaron a sentirse sobre todo por la tarde, cuando la intensidad circulatoria empezó a crecer. Así, a las 19:00 horas, cuando no es habitual encontrarse aglomeraciones en los once kilómetros abocados a convertirse en vía urbana, las aplicaciones móviles marcaban en rojo un crecimiento de la intensidad y había más retenciones de lo habitual. A las 20:00 h los coches ya circulaban a 40 km/h.
El preludio, en cualquier caso, de lo que ya tiene previsto el Ayuntamiento: que los atascos aumenten un 350%.
La jornada inaugural de los semáforos comenzó con tensión a primera hora, cuando alcaldes y portavoces del PP de municipios del suroeste madrileño se concentraron en la pasarela situada junto al semáforo situado en kilómetro 5 que comunica Aluche con la Casa de Campo. «El Ayuntamiento de Madrid ha decidido nombrar non gratos a los vecinos del sur de Madrid, que la ciudad de Madrid es de unos cuantos y no de todos los madrileños.... a partir de mañana (por hoy) todos los vecinos tendrán que levantarse una hora antes para sufrir atascos indiscriminados que, además, van a generar más contaminación en la zona», lamentó la candidata del PP a la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, junto con su número dos, el alcalde de Alcorcón, David Pérez. Posaron junto a un cartel en el que podía leerse: «Un millón de vecinos bloqueados. No a los semáforos de la A-5» y prometieron revertir la medida si ganan las elecciones.
De pronto irrumpieron en la pasarela miembros de la plataforma «Campamento sí» en un intento de reventar la protesta de los populares.
«¿Nos metemos nosotros con Alcorcón? No. No queremos estar divididos. Es lo que nos ha dejado el PP durante 50 años. Porque somos un barrio obrero...», replicaban a los miembros del PP mientras extendían otra pancarta con el mensaje: «A-5: de autovía a vía urbana».
No todos los vecinos de la zona de Batán y Casa de Campo están de acuerdo con los planes de movilidad del equipo de Ahora Madrid. Pedro, un vecino de la Calle San Roberto, criticaba la medida. «Va a ser peor para nosotros porque al parar los coches en los semáforos, va a haber más contaminación». Pedro, que lleva 34 años viviendo en esta calle con vistas a la A-5 y a la Casa de Campo, miraba a la autovía desde la terraza de su décimo piso sin convencimiento: «La que van a liar a los de Alcorcón y Móstoles que quieran venir a Madrid con esta medida porque, a los que llevamos aquí viviendo muchos años, el ruido ya no nos molesta. La gran solución es soterrar la vía hasta Cuatro Vientos, como han hecho con la Avenida de Portugal, que ha quedado preciosa. Ahora ves los cerezos en flor, no hay ruido ni polución». Lo mismo opina Juan, el dueño del bar Mayra, quien después de 49 años en la zona cree que «los coches parados van a contaminar más». ¿Puede tener éxito o fracasar la intentona o «ocurrencia», como opinan otros, del Gobierno de Ahora Madrid? «Forzar a los ciudadanos sin dar alternativas puede generar una cierta rebelión popular. El éxito dependerá de si, al final, usar el transporte público es más beneficioso para el usuario», sentencia Ramón Ledesma, asesor de Pons Seguridad Vial.
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