Cambios en el PP
Primera batalla: no quemarse
La estrategia en la carrera electoral en el PP de Madrid pasa ahora por apostar por un perfil «discreto» y no forzar la designación. El objetivo es dejar que el PSOE elija a los suyos, evitar la incómoda bicefalia con Botella y sobre todo no desgastarse de cara a Rajoy
Día 2 de la batalla por la Alcaldía de Madrid con cambio de estrategia. El martes fue el día de Ana Botella y su anuncio de retirarse de la carrera electoral para encabezar la candidatura del PP en el Ayuntamiento de Madrid. El miércoles, las dos candidatas «oficiosas», Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, se dejaron ver en sendas entrevistas en radios y televisiones y ambas valoraron extensamente la salida de Botella. Sin embargo, ayer se rebajó el ritmo. El motivo: ninguna quiere quemarse o incluso malograrse. Y ocho meses es mucho tiempo.
Los «candidatables», incluido el presidente de la Comunidad, Ignacio González, que ya ha declarado su deseo de que el partido le designe, son conscientes de que la decisión final depende única y exclusivamente de Mariano Rajoy y de sus impredecibles tiempos, enemigos de las prisas. Por eso todos han optado por rebajar su exposición pública e incluso desde sus entornos se asegura que no interesa «tanto» debate ni siquiera la pronta designación de los nombres que concurrirán a las elecciones.
Esto no significa que vayan a desaparecer, saben que en política «importa estar en el momento adecuado, en el sitio adecuado y el trabajo de uno», tal y como subrayaba el miércoles la delegada del Gobierno sobre la elección de candidatos. Pero sí que han empezado a medir con regla el número de declaraciones y actos a los que acuden porque también son conscientes de que el presidente de su partido no es amigo del ruido mediático.
Además, lejos de lo que hasta ahora se pedía a gritos –«que el partido designe cuanto antes a los candidatos»–, ahora son muchos dentro del Comité Ejecutivo de Aguirre los que señalan que lo mejor es esperar a que el PSOE elija a los suyos, un proceso que los socialistas inician este domingo y que termina el 19 de octubre.
El objetivo de los precandidatos es evitar desgastarse tanto a ojos del «dedo divino» que ha de designarles, como de cara a lo que queda hasta las siguientes elecciones. Cuanto más tarde se elija, más tiempo tardarán sus rivales en poder iniciar una precampaña en la que ya se espera a los mediáticos Antonio Miguel Carmona, del PSOE, y Juan Carlos Monedero, de Podemos. Además, demorando la elección de los cabezas de cartel se evitará la «incómoda» bicefalia que ya seguro se producirá en el Ayuntamiento de Madrid, ya que no hay que olvidar que si en algo ha insistido la alcaldesa tras su retirada de la carrera electoral es en que va a seguir trabajando hasta el último día en el consistorio para sacar adelanta –e inaugurar– los proyectos que tenía prometidos para antes de las elecciones.
La estrategia del «aspirante discreto» ya se notó ayer al pasar de las cuatro entrevistas concedidas por Esperanza Aguirre durante las primeras horas tras el anuncio de Botella, a una sola ayer, en «Espejo Público» de Antena 3.
Dejarse querer
La presidenta del PP en Madrid volvió a jugar al despiste y a dejarse querer al ser interrogada por sus intenciones políticas. Aguirre volvió a insitir, eso sí, con una amplia sonrisa en la cara, en que «sería un honor, como lo sería para cualquier persona, ser alcalde de tu pueblo». Aunque nunca ha ocultado que le gustaría retirarse de la política como empezó –en el Ayuntamiento de la capital–, también aseguró que no está «para conseguir cargos». Se negó a hablar de «futuribles» cuando le preguntaron directamente sobre sus intenciones, pero sí que dejó claro respecto a la posibilidad de hacer públicos sus objetivos políticos que no se va a anticipar a la decisión que el presidente del partido a finales de abril –plazo que tiene Rajoy para anunciar los candidatos– porque insistió en que para presentar candidaturas en su partido –a diferencia del PSOE que tiene un sistema de elecciones primarias para escoger candidatos– «nadie tiene que dar el paso al frente porque son los comités los que designan». Por ello, se mostró contraria al «reto» lanzado por Mª Dolores de Cospedal el pasado lunes cuando animó a los aspirantes a que «den el paso», porque explicó que eso no «sirve para nada». Y puso como ejemplo el caso del presidente regional, Ignacio González, que ha dado el paso al frente y ha dicho que quiere ser candidato y luego «no ha pasado nada».
La estrategia sin prisas de Aguirre pasa también porque las encuestas acaben encumbrándola. Aunque en Génova niegan que ella esté siquiera en los sondeos internos que se hacen para conocer la valoración de sus líderes, Aguirre encabeza los sondeos de todos los medios de comunicación realizados con motivo de la salida de Botella. Sabe que en Génova no van a arriesgar Madrid, porque, además de lo simbólico de la capital, los votantes de la ciudad coinciden en un 55% con los de la Comunidad; con lo que un candidato no ganador en la ciudad arrastraría en su derrota al Gobierno regional.
Sabedora de su tirón popular, Aguirre no dudó ayer en apostar por una «democratización» de la elección de candidatos en su partido, algo que ella podría iniciar en Madrid y que no descarta introducir en los estatutos regionales en el Congreso que se celebrará en el otoño de 2015.
Cifuentes también ha optado por mantener un perfil bajo, pero constante. La delegada del Gobierno está huyendo de los «bolos compulsivos» pero no hay día que no entre en el debate de los candidatos. La representante de Interior en Madrid está recorriendo los municipios de la Comunidad asistiendo a las Juntas Locales de Seguridad y en la de ayer, en Móstoles, volvió a contestar a la pregunta sobre la salida de Botella. Volvió a negar que estar en la carrera electoral e insistió en que la designación de candidatos se llevará a cabo «cuando le corresponda» a «los órganos de partido».
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