Tomás Gómez
Las otras «víctimas» de Sara Hernández
Cesó al portavoz en la capital, vetó al candidato en Parla y dejó al alcalde de Fuenlabrada sin la presidencia de la Federación de Municipios de Madrid al apostar por el de Arganda
Cesó al portavoz en la capital, vetó al candidato en Parla y dejó al alcalde de Fuenlabrada sin la presidencia de la Federación de Municipios de Madrid al apostar por el de Arganda
Mónica Cerdá no es la primera compañera de partido a la que Sara Hernández aplica el «ordeno y mando» desde que hace poco más de un año la dirección nacional del PSOE apostó por ella para sustituir al anterior líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, tras ser cesado de forma fulminante por Ferraz.
Su «víctima» más mediática hasta la fecha es el candidato socialista al Ayuntamiento de Madrid para las pasadas elecciones municipales, Antonio Miguel Carmona, al que Sara Hernández destituyó como portavoz del PSOE en la capital –no como concejal, ya que no puede hacerlo– apenas dos meses después de los comicios.
Desde entonces, ambos no se molestan en disimular sus diferencias, como quedó patente esta misma semana cuando Carmona instó a su secretaria general a hacer «un viajecito» a Andalucía para que aprenda de Susana Díaz «como se hacen bien las cosas».
Pero Carmona no fue la primera «víctima» del nuevo PSOE de Madrid. Ese trance le tocó al candidato socialista en el Ayuntamiento de Parla, Pablo Sánchez, que ganó las primarias locales para ser cabeza de lista, pero la gestora interna presidida por Rafael Simancas desde el cese de Tomás Gómez hasta la elección de Sara Hernández –y de la que ésta última ya formaba parte–, anuló ese proceso interno, vetó a Pablo Sánchez e impuso una candidatura totalmente distinta al PSOE de Parla.
Más discutida a nivel interno fue la maniobra de la propia Sara Hernández para, contra todo pronóstico, dejar sin la presidencia de la Federación de Municipios de Madrid (FMM) al alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles. Hernández postuló a un regidor nuevo, Guillermo Hita (Arganda), lo que provocó incomprensión y malestar en el partido. Como la nula representación que dio a los afines a Juan Segovia, con el que compitió por liderar el PSOE de Madrid, pese a que éste superó el 40% de los votos.