Medio Ambiente
El pueblo que se rebela frente a un criadero de visones
Los vecinos de Santa María de la Alameda afirman que suelen escaparse y atacan a otros animales de granja
Los vecinos de Santa María de la Alameda afirman que suelen escaparse y atacan a otros animales de granja
Peguerinos, localidad de Ávila, acoge el mayor criadero de visones americanos existente en Europa. Sin embargo, no son los vecinos de esta localidad castellanoleonesa los que conviven con la actividad que se desarrolla en dicha granja. Hay que situarse en el municipio colindante de Santa María de la Alameda, en la Comunidad de Madrid. A unos 400 metros de distancia del criadero se encuentra una zona urbana cuyas quejas se remontan a 2004, año desde el que viven casi puerta con puerta con este complejo industrial: olores «terribles» que se acentúan en la época en la que se sacrifica a los animales; plagas de moscas y mosquitos, lo que provoca que tengan que quedarse encerrados en sus casas, «muriéndose de calor» en verano; visones que se han escapado de la granja y que campan a sus anchas entre las casas, atacando a animales de granja...
Especie agresiva
«Algunos vecinos, amantes de los animales, les ponen comida, pienso para gatos... Pero otros no, porque consideran que los visones son una especie bastante agresiva», afirma a LA RAZÓN Claudia Guedes, del colectivo «Tu abrigo, su vida», una asociación ecologista que se ha unido a las protestas del vecindario por esta situación. Su objetivo: «el cierre» del criadero. «Luchamos contra la explotación animal. En un matadero hay quien puede argumentar que la finalidad de esos animales es servir de comida. Pero un abrigo de piel no lo necesita nadie», afirma.
La situación les llevó a convocar ayer una manifestación justo frente al complejo de Peguerinos. Con lluvia y niebla, lograron reunir durante la tarde en torno a medio centenar de personas. Entre ellos, los vecinos, con los que no siempre comparten la misma visión animalista, pero que en esta ocasión sí les une un fin común. «Nos apoyan en los visones, pero no en otras cosas como la tauromaquia. El otro día, entrevistaron a un vecino que protestaba por la situación pero se definía como taurino. Al final, estamos juntos en esto: todos compartimos el mismo interés por cerrar la granja de visones. Por eso, les estamos muy agradecidos».
En medio de la carretera
Guedes explica que estos animales logran escapar debido a que una de las entradas de la granja no cuenta con muro: «Suelen estar hacinados en jaulas diminutas y a veces las acaban rompiendo. Se les puede ver de manera frecuente cruzando la carretera y en el monte, donde se dedican a buscar comida».
Todo ello, afirman desde la asociación «tras vivir entre seis y siete meses» en el recinto y acaban «volviéndose locos» en un espacio cerrado, siendo tratados además «sin ningún cuidado» por parte de los responsables de la granja. Denuncian, asimismo, que los animales «mueren gaseados con monóxido de carbono», por lo que «tardan entre cuatro y cinco minutos en morir». Pero también que «se les electrocuta» y que «les arrancan la piel mientras están vivos. Es una brutalidad. Terminan en contenedores, aún con vida, y se les puede escuchar emitiendo gritos de dolor extremo» en bastante ocasiones.