Cataluña
Saúl Craviotto: «He eliminado a los generadores de odio de mi vida. Tras el 1-O, estoy en fase de limpieza mental»
«En mi deporte siendo el mejor del planeta no te ganas la vida, en el fútbol, siendo el mejor de España, eres millonario. Pero, cada vez hay más afición de los niños por el piragüismo»
Conquistó el paladar –y el corazón–, del jurado de Masterchef mezclando las culturas gastronómicas que mejor conoce, la de su Cataluña natal y su tierra de acogida, Asturias, «pà amb tomàquet», pescado y un postre con un árbol de chocolate.
Conquistó el paladar –y el corazón–, del jurado de Masterchef mezclando las culturas gastronómicas que mejor conoce, la de su Cataluña natal y su tierra de acogida, Asturias, «pà amb tomàquet», pescado y un postre con un árbol de chocolate. En el «showcooking» para Danone, que hizo en Alimentaria, Saúl Craviotto no elaboró virguerías. Yogur con frutas, nueces, avena y miel. Sencillo y rico. «Un desayuno como los de casa». Recetas que «salen en el blog de mi mujer», dice a ver si las «instagramers» toman nota. Desborda simpatía. Desde que se ha deshecho de generadores de odio en las redes sociales, a raíz de embrollo catalán, es más feliz.
–En la wikipedia, dicen que eres piragüista olímpico y policía nacional. Alguien deberá añadir que ganaste Masterchef. ¿Cómo se define?
–Estoy en el equipo nacional de piragüismo desde los 15 años y me considero deportista. Pero para asegurarme una vida profesional, me hice policía nacional, que es una profesión muy noble. Después llegó la faceta de cocinero en Masterchef. Fue temporal, pero es por lo que más se me conoce.
–¿Le molesta que se le conozca por un programa de televisión y no por haber ganado cuatro medallas olímpicas?
–No me da rabia. Fue una experiencia que recuerdo con cariño. Hay que mirar el lado positivo, gracias a Masterchef se conoce mi deporte.
–Dices que antes de Masterchef no sabías cocinar ni un huevo frito, ¿cómo ganaste?
–Tuve un mes y medio para prepararme antes del casting y los últimos quince días estuve haciendo un único plato, quince días comiendo merluza. Me preparé con Marcos Morán, chef del restaurante Casa Gerardo, en Asturias, con estrella Michelín. Allí me enseñaron lo básico: a hacer salsas, caldos y cuatro elaboraciones de pescados para sobrevivir los primeros programas.
– El cocinero Albert Adrià cuenta que todos podemos aprender a cocinar, pero que los grandes chef que conoce tienen un don. Dice que cuando cocinan y prueban sabores sus neuronas establecen una serie de conexiones y son capaces de crear la misma salsa una y otra vez con el mismo resultado. ¿Te pasó algo similar?
–No sé lo que me pasó, pero la cabeza es muy importante. A mi lo que me ayudó fue el deporte: organizarme, tener una estrategia y una planificación.
–¿Como deportista, tenías conocimientos en alimentación?
–No me obsesiono con la comida. Mi deporte no es como el boxeo, donde pesas los gramos. Soy de los que si voy al cine, me compro gominolas y palomitas. Hay que disfrutar de los placeres.
–Tu mujer tiene un blog de recetas, «The Fitbowl». ¿Qué hay en vuestra nevera?
–Depende, planificamos semanalmente. Ella siempre está probando recetas nuevas y me da rabia, porque hay veces que hace cosas increíbles que me gustaría repetir. Variamos, pero hay mucha fruta, verdura y pescado.
–Has logrado dos oros una plata y un bronce, ¿cómo se preparar un campeón para los Juegos Olímpicos de Tokio?
–Está siendo igual de duro que los tres ciclos anteriores. Es un deporte complicado, entrenamos muchísimas horas al aire libre. Estás cuatro años de trabajo para jugártelo todo en medio minuto.
–¿Cómo llega dedicarse al piragüismo un chaval de Lleida?
–Mi padre era piragüista de la selección y fue quien me inculcó la pasión por este deporte.
–En España hay piragüistas olímpicos, pero no es un deporte arraigado.
–Aquí hay mucha cultura del fútbol, en cambio en Hungría, el piragüismo es el deporte rey, los piragüistas son famosos y la gente se hace «selfies» con ellos. En España el piragüismo se va conociendo. Se han multiplicado las fichas federativas de niños.
–¿Cómo dio el paso a policía nacional?
–Con 19 años, muy jovencito, para asegurarme un futuro profesional. Era mi vocación, tenía familia policía y sabía que del piragüismo no se podía vivir. Con cuatro medallas olímpicas, no puedo vivir del piragüismo.
–¿Cómo vives la situación política de Cataluña?
–Al final soy catalán y aunque viva en Asturias, mi familia está en Cataluña. Además, soy policía nacional y el 1-O me afectó. Ahora, leo poca política para no ponerme de mala leche. He eliminado de mis redes sociales a los generadores de odio, los que odian a los catalanes y a los españoles. Estoy en fase de limpieza mental.
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