Literatura
Méndez, los orígenes
Victoria González Torralba recupera el célebre personaje de su padre, Francisco González Ledesma, en la trepidante «Llámame Méndez»
Siempre hay un inicio, un lugar de donde se cimenta la historia y los grandes personajes se moldean. ¿Qué diferencia a los grandes personajes de los más chicos?
Siempre hay un inicio, un lugar de donde se cimenta la historia y los grandes personajes se moldean. ¿Qué diferencia a los grandes personajes de los más chicos? La necesidad de saber, de comprender sus motivaciones, de curiosear en su pasado y descubrir si siempre fueron huraños, taciturnos, melancólicos, irónicos, o hubo algo, ese algo importante, que los cambió para siempre. Es como cerrar el círculo y apropiarse del personaje, humanizarlo, encarnarlo, hacerlo propio. Francisco González Ledesma siempre escribió sobre grandes personajes, pero ninguno tan grande como el inspector de policía Ricardo Méndez.
Desde su primera aparición en «Expediente Barcelona» a la última, «Peores maneras de morir», pasaron once libros y 30 años en que este ser veterano y agrio inspector, siempre con libros en los bolsillos, resolvió crímenes y se hizo adalid de las causas perdidas connvirtiéndose en uno de los favoritos de la novela negra nacional. ¿Fue siempre Méndez tan recto, tan solitario, tan testarudo? En 1945, cuando sólo tenía 17 años, todavía sólo era el germen de todas estas cosas, hasta que algo terrible ocurrió.
Victoria González Torralba, hija de González Ledesma, se pasó esos 30 años leyendo las novelas de Méndez siempre que salían publicadas y criticándolas y comentándolas, muchas veces, con él. En sus últimas conversaciones, llegaron a una especie de acuerdo sobre las necesidades del personaje, había que viajar en el tiempo y explicar su «background», como dicen los ingleses. El resultado es «Llámame Méndez», (Planeta) la fascinante nueva aventura del inpector, aunque aquí todavía no es inspector, sólo otro de esos adolescentes perdido en el caos de la posguerra que hacen cualquier cosa por sobrevivir y encontrar su sitio en el mundo.
La novela arranca con fuerza, con el cuerpo asesinado de una joven en la montaña de Montjuïc. Será el todavía ingenuo Méndez quien descubra el cuerpo y quede paralizado al ver que es la chica de la que estaba enamorado. Sin poder evitarlo, se verá enredado en la investigación para averiguar el culpable y lo que descubra será la base formativa más definitiva de su vida. «Siempre habíamos visto a Méndez con la vida hecha, pero no sabíamos por qué era como era. Mi padre siempre tenía varias novelas en la cabeza, pero su plan era relatar esta historia, hasta que al final me pidió si podría intentar escribirla», comenta González Torralba, que siempre pensó que Méndez era demasiado cínico, pero que ahora podremos descubrir qué le llevó a ser así.
La novela nos traslada a la Barcelona de 1945, con un Méndez de 17 años que se topará con las dos personas que más influirán en su carácter y las decisiones que tome en el futuro sobre su vida. Por un lado está el comisario Castañeda, ex combatiente de la División Azul, de la que tomará prestado su rectitud y maneras atávicas, y el maestro Raimundo, que le afectará con el amor a los libros y a los valores de izquierdas. «No había nada prestablecido, nada dibujado de antemano, así que cuando decidí empezar a escribir lo primero que pensé fue explicar sus características más evidentes a través de dos personajes totalmente antagónicos pero con algo en común, honestidad y coherencia con sus propios valores», afirma la escritora y periodista.
personaje sopresa
La Barcelona de posguerra, la misma que vivió de niño y adolescente Francisco González Ledesma, y que tantas veces contaba a sus hijos, es otra de las protagonistas de la novela. Tanto es así, que el propio Francisco González Ledesma sale como personaje y se cruza con el joven Méndez. Para documentarse bien sobre aquella época y los escenarios del Distrito Quinto y el Poble Sec que tanto marcaron a su padre, González Torralba incluso releyó su autobiografía «Historia de mis calles». «No es un azar que trasladase la acción a 1945. Quería describir la Barcelona de mi padre, aquella que al hablar de ella se veía lo mucho que le había marcado como persona. Por eso quería que él saliese como personaje», explica González Torralba.
La escritora se ha esforzado mucho en captar el estilo de su padre, sobre todo en sus dosis de humor irónico y ha logrado una precuela de altura. «No sé lo que puede pasar en el futuro, pero la idea es que la historia de Méndez ya está completa, no tengo plan en hacerlo volver», dice González Torralba. Una pena, se ha abierto una puerta para mucho más.
«Llámame Méndez»
Victoria González Torralba
PLANETA
19,50 euros