Barcelona
Los críticos forzarán un pulso «in extremis» con Navarro el día 16
Buscan la abstención del PSC en la votación para pedir la competencia sobre referendos
Los críticos del PSC tienen una estrategia muy definida. Este jueves, día 16, se someterá a votación en el Parlament una proposición de ley –que se trasladará al Congreso de los Diputados– para pedir al Estado que ceda a la Generalitat las competencias para realizar la consulta prevista para el 9 de noviembre. No dirán hasta el último momento cuál será su decisión final. Mantendrán el pulso con la dirección de Pere Navarro hasta el último minuto.
Su objetivo es un auténtico «tour de force». Los críticos forzarán la situación hasta más allá de los límites establecidos en el seno del socialismo catalán porque necesitan hacerse valer, sobre todo, después de la derrota que sufrieron en el último consejo nacional, donde Navarro les arrolló e impuso su tesis de rechazar la solicitud de competencias para organizar referendos. Los díscolos se quedaron en un escuálido 13 por ciento, pero en el Parlament, representan el 25 por ciento del PSC (5 de los 20 diputados).
La voluntad de la mayoría
El líder de la corriente crítica Avancem, Joan Ignasi Elena, se reunió esta semana con Pere Navarro, en el marco de la ronda de conversaciones que ha iniciado el primer secretario socialista con todos los diputados del Parlament. Navarro no quiere que se reproduzca el episodio acontecido al inicio de la legislatura, cuando los críticos rompieron la disciplina de voto y se abstuvieron en la votación de la declaración de soberanía. En esta ocasión, el líder del PSC quiere garantizarse la unidad de acción para «que se respete la voluntad expresada por la mayoría en el consejo nacional», afirman dirigentes de su entorno, que añaden «los críticos deben respetar el derecho a decidir del máximo órgano entre congresos».
Los críticos no opinan lo mismo. En primer lugar ponen en cuestión la mayoría de Navarro en el PSC. «Somos más fuera que dentro del consejo nacional», comentan miembros del sector crítico. Elena trasladó al primer secretario de los socialistas catalanes que «la abstención en la votación es la mejor opción para evitar tensiones en el partido y mantener la unidad». Y ésta es la respuesta de la dirección, que ve un intento de chantaje: «Es como decir, votar lo que nosotros queremos y así no hay ruptura». Navarro no aceptó la propuesta e insistió en el voto negativo a «una propuesta que solo aspira a que sea negada por el Estado y así aumentar la tensión».
Sin embargo, Joan Ignasi Elena considera que Navarro no le dio argumentos de peso. «Se instaló en el no como si le estuvieran obligando a decir no», en una clara alusión a los acuerdos que Navarro ha alcanzado con el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Joan Ignasi Elena, a preguntas de este diario, explica sus intenciones: «Insistiremos hasta el último momento en defender la abstención como voto unánime del socialismo catalán». Si este objetivo no se alcanza, Elena reconoce que los críticos tomarán la decisión en el último momento.
Su decisión, en todo caso, puede no ser unánime entre los cinco diputados críticos porque no son un grupo monolítico. Es más, sus intereses son diferentes. Por un lado, está la corriente Avancem, de la que forman parte Joan Ignasi Elena y Núria Ventura. Por otro, el alcalde de Lleida, Àngel Ros, y la ex consellera Marina Geli. Y en tercer lugar, la pseudocandidata a las primarias de Barcelona, Rocío Martínez Santpere.
Por eso, en los últimos días los cantos de sirena desde las filas soberanistas se han incrementado. Su objetivo, animar a los críticos a romper con la mayoría del PSC. Para Mas sería una gran victoria que tres de los cinco críticos votaran con la mayoría para exhibir ante el Gobierno de España que «la consulta tiene el apoyo de dos tercios del Parlament de Cataluña», eso sin contar que la ruptura del PSC puede ser el punto y final del socialismo catalán, al menos como lo hemos conocido durante las últimas tres décadas.
Las cartas están encima de la mesa. Los críticos son conscientes que «si el jueves se rompe la disciplina se rompe el partido». Son conscientes porque desde la dirección del PSC se ha dejado claro que Navarro no aceptará ninguna indisciplina. Si se produce, los indisciplinados serán expulsados. «Si Navarro no lo hace perderá toda credibilidad y, sobre todo, su autoridad quedará muy mermada», comenta un experto en el mundo del socialismo catalán.
Unos, los oficialistas, y otros, los críticos, aprovecharán las vísperas del pleno para forzar sus argumentos. El «tour de force» socialista entra en su recta final. Si al final no hay unanimidad, hay ruptura. No existen terceras vías.
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