Ley de Dependencia
El Ayuntamiento prosigue con las «superislas», que ahora llama sociales
La administración municipal lanza un plan para priorizar el servicio de ayuda en los domicilios
Desde el principio del mandato, el actual gobierno municipal ha tenido siempre como uno de sus principales objetivos el control del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), de hecho ya en 2015, poco después de la toma de posesión, dio muestras de su voluntad de renovar el servicio al no prorrogar el contrato del SAD para iniciar una licitación en la que primara la calidad por encima de la oferta económica.
Desde el principio del mandato, el actual gobierno municipal ha tenido siempre como uno de sus principales objetivos el control del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), de hecho ya en 2015, poco después de la toma de posesión, dio muestras de su voluntad de renovar el servicio al no prorrogar el contrato del SAD para iniciar una licitación en la que primara la calidad por encima de la oferta económica. Hoy, dos años más tarde, está mucho más cerca de llevar a cabo su propósito.
La motivación del equipo liderado por la alcaldesa Ada Colau es la de mejorar la calidad y organización del servicio, que en dos años ha incrementado su presupuesto –73.358.956 euros– en un 42 por ciento, así como las condiciones laborales de sus trabajadores. Y es que según un estudio elaborado por el Ayuntamiento en 2016, de los 3.536 trabajadores del SAD, de los cuales un 90 por ciento son mujeres, el 39 por ciento tiene un contrato temporal, el 31por ciento se encuentra en situación de precariedad grave y el 71 por ciento tiene un contrato a tiempo parcial, de manera que el 97 por ciento de los empleados tiene un sueldo inferior a los mil euros netos.
Así pues, con todos estos objetivos en mente, el Ayuntamiento apuesta ahora por un modelo de servicio basado en la proximidad, en el empoderamiento de los usuarios y la generación de ocupación estable, siempre a partir de la sostenibilidad económica y social del servicio. «Los principios claves de la gestión del nuevo modelo del SAD son la proximidad, tanto física en superislas, como entre los equipos de profesionales y los usuarios, así como con otros recursos de la superisla; y la creación de equipos profesionales y su progresiva autogestión», explicaba ayer Laia Ortiz, segunda teniente de alcalde y directora del área de Derechos Sociales, quien señalaba que «queremos ir a un modelo de atención centrado en la persona».
Por lo tanto, con el fin de trabajar hacia ese nuevo modelo, basado en un servicio de carácter más comunitario, más enraizado en el territorio y de mayor proximidad, a la vez que suponga una mejora de las condiciones laborales de sus trabajadores, el gobierno municipal va a poner en marcha antes de que termine el año cuatro proyectos piloto en los barrios de La Marina, Vilapicina y la Torre LLobeta, Sant Antoni y Poblenou. «Estos pilotos plantean una nueva forma de provisión de servicios basada en la creación de pequeños equipos profesionales, de entre diez y doce personas, que atienden a grupos de usuarios que viven en el vecindario de proximidad», comentó Ortiz, quien señaló que «de esta manera, los usuarios serán atenidos siempre por los mismos profesionales, quienes a su vez les conocerán bien y además verán reducidas las distancias entre una atención y otra, puesto que ahora se dedicarán en exclusiva una sola superisla social». «Además, el gobierno municipal pretende seguir avanzando en ese nuevo modelo hacia la coordinación entre los servicios de dependencia y los sanitarios , que se ofrecen desde el departamento de Salud, para llevar a cabo un trabajo conjunto. Por ello, en la prueba piloto de Vilapicina y la Torre de Llobeta se realizará también un piloto sociosanitario con el CAP Cotxeres del Consorcio de Salud y Social de Cataluña.
En definitiva, y teniendo siempre presente que la población de Barcelona que requiere del SAD va progresivamente en aumento, «la idea es que, dado que el modelo indirecto tal y como está pensado ahora no funciona, nos dotamos de un año más de margen con el propósito de que en 2019 haya un nuevo modelo de servicio, que suponga una mejora de la calidad, una dignificación de las condiciones laborales y un reacercamiento al control público».
Ortiz destacó que uno de los cuatro proyectos piloto que se ponen en marcha ahora, el de Vilapicina y la Torre Llobeta, incorporará en los próximos meses un ensayo adicional de mejora de la integración social y sanitaria.
Este proyecto se coordinará con el Consorcio Sanitario de Barcelona y el Consorcio de Salud y Social de Cataluña en el entorno del CAP Cocheras, para explorar el potencial de este cambio organizativo en el seguimiento conjunto de las personas con enfermedades crónicas.
La voluntad del ayuntamiento es que el nuevo modelo de SAD se pueda desplegar por toda la ciudad a partir del 2019, una vez se compruebe la idoneidad de los cambios y su funcionalidad en un escenario de atención real, afirmaron.
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