BARCELONA- Si estuviera en el terreno de juego, a Cristóbal Colón el árbitro le hubiera sacado ayer una tarjeta amarilla por quitarse la camiseta. Después de 20 días, luciendo la elástica del Barça y de protagonizar una polémica campaña de la firma deportiva Nike, Colón volvió a lucir su jubón gris. Tres operarios se encaramaron a lo alto de una grúa de enormes dimensiones para retirar la «famosa» camiseta del Barça que Colón ha vestido las últimas tres semanas.

La etapa culé del monumento al descubridor de América acabó ayer, tras una agria polémica. El Ayuntamiento de Barcelona ingresó 100.000 euros por dejar a la marca Nike vestir a Cristóbal Colón con la nueva camiseta del Barça. Aunque el mismo alcalde de Barcelona, Xavier Trias, admitió que no hubiera firmado el contrato con la firma americana de saber que la campaña levantaría polvareda. La iniciativa le costó al gobierno municipal (CiU) la censura unánime de todos los grupos de la oposición –PSC, PP, ICV y la coalición formada por ERC y Joan Laporta, ex presidente del FC Barcelona–. Además indignó a los «pericos», los aficionados del Espanyol.

El presidente del RCD Espanyol, Joan Collet, lamentó que «se han pasado con lo de Colón», que «estas cosas no tienen precio» y que «además, hay una ordenanza que prohíbe la publicidad en monumentos y se lo han pasado por el forro», Aunque exculpó al Barça y denunció al Ayuntamiento». Pero el responsable de Hábitat Urbano, Antoni Vives, matizó que la ordenanza permite publicidad en un monumento en obras, como es el caso de Colón.