Andalucía
«Sin dotación económica las leyes no sirven para nada»
El presidente de la Mesa del Tercer Sector lamenta que la campaña demuestra «la lejanía entre los políticos y la sociedad»
El presidente de la Mesa del Tercer Sector lamenta que la campaña demuestra «la lejanía entre los políticos y la sociedad»
«Estoy notando que es una campaña electoral rara, sin movilización en las calles, aciaga». Es la sensación del presidente de la Mesa del Tercer Sector de Andalucía, Manuel Sánchez, un conglomerado en el que se integran las principales organizaciones sociales que trabajan en la comunidad autónoma, como Cáritas, Cruz Roja, Once, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) o la Asociación Andaluza de Residencias y Servicios de Atención a los Mayores (Lares). En definitiva, las entidades más cercanas a los colectivos vulnerables y que durante la voraz crisis han llegado a donde no lo hace la Administración.
Andalucía deja atrás una legislatura especialmente prolífica en normas e iniciativas de carácter social, como la ley de Servicios Sociales, la de Participación o la renta mínima de inserción social. Aunque puntualiza que «todas son positivas», Sánchez se muestra crítico por su escaso desarrollo, al igual que el exiguo respaldo presupuestario. «Sin dotación económica las leyes no sirven para nada», defiende, al tiempo que asegura que se ha trabajado en la igualdad sectorialmente, pero falta una mirada más integral. «Se insiste en la igualdad de género, del colectivo LGTB, pero hace falta una igualdad real, tal y como lo establece nuestra Constitución, una igualdad de trato y de no discriminación».
La Mesa del Tercer Sector se ha reunido con representantes de los principales partidos –Adelante Andalucía todavía no ha atendido su llamada– para presentarles un decálogo con sus reivindicaciones. Sánchez sostiene que durante la campaña «se están escuchando propuestas sociales, pero no tantas como en 2015». «Aprecio cada vez más lejanía entre los políticos y la sociedad. Veo apatía en la gente y eso me preocupa notablemente», confiesa. También lamenta que «se están perdiendo las formas». «Es muy grave que una candidata vaya a dar un mitin, a ofrecer sus ideas, y se tenga que ir. Eso es profundamente antidemocrático por muy justos que sean los motivos de la protesta. La sociedad se cambia hablando y no por medio de escupitajos o insultos».
Una de las medidas que se incluyen en el decálogo es la equiparación de los servicios sociales con la educación y la sanidad. «Así se garantizarían los derechos», insiste, y lo ejemplifica así: «Si te vas a operar de apendicitis no te dicen 'no lo vamos a hacer hasta dentro de seis meses porque no hay dinero'. Si es urgente te operan y priorizan la atención. Sin embargo, en el ámbito de los servicios sociales te reconocen que no tienes vivienda, pero tienes que esperar un año o dos y hay una burocracia tremenda».
La comunidad autónoma llega a estas elecciones con más de tres millones de personas llamando a las puertas de la pobreza, tal y como alertó recientemente la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. En este sentido, Sánchez señala que «las organizaciones sociales son las que al final están soportando el gran peso de la pobreza en la región, se han convertido en el muro de contención de las personas». Para paliar esta situación propone un plan de choque «real» contra la pobreza, ya que parece que «nunca vamos a salir de esta espiral». «Hay muchas medidas paliativas, pero no son eficaces» y recuerda que en las elecciones de 2015 se habló de dedicar el 5 por ciento del presupuesto autonómico a actuaciones para combatir la pobreza, pero el compromiso se guardó en un cajón.
La renta mínima ha sido una de las medidas estrella de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social. Las expectativas tan altas que generó contrastan ahora con el fracaso que ha supuesto. Pretendía beneficiar a 45.000 familias con una paga de entre 420 y 780 euros al mes. «No ha culminado con éxito. Queremos que se analice bien para simplificar los trámites y dotarla económicamente», subraya. No obstante, la Mesa del Tercer Sector sigue apostando por la articulación de una renta básica «condicionada a la formación y a la contribución de la persona a la sociedad».
Otro dato preocupante, ofrecido por Cáritas, es que más de 6.000 personas están durmiendo en las calles de las ciudades andaluzas. Pero la crisis ha cambiado los perfiles de este fenómeno. «Hay unos colectivos que tradicionalmente visibilizaban la pobreza, vinculados a problemas mentales y de adicciones». Ahora ocurre que «hay personas con trabajo y viven en la calle porque no pueden pagar una vivienda, o que viven en un piso con otras ocho o nueve personas». Sánchez insiste en «invertir en las personas» a la hora de abordar este problema. «Hay que tener un parque social de viviendas sociales y pisos tutelados por las organizaciones».
Por ello, el empleo es fundamental. Y en Andalucía el paro sigue siendo el principal lastre de su desarrollo. La Mesa del Tercer Sector exige una reducción de la tasa de temporalidad de al menos un 10 por ciento. La media nacional es del 26 por ciento y el registro andaluz llega al 36. Sánchez lamenta que «llevamos años pidiendo un pacto por el empleo» y señala que este asunto «no se debe convertir en un arma arrojadiza». También propone ayudas a los empresarios y el fomento de la formación.
«Andalucía lo hace mal con los MENA»
Este verano la Junta de Andalucía lanzó un SOS para que las comunidades autónomas colaboraran en la acogida de los menores extranjeros no acompañados (MENA), dado el aluvión de llegadas a través de las costas. El presidente de la Mesa del Tercer Sector asegura que la región «lo está haciendo mal», ya que «antes pagaba 106 euros por niño en un dispositivo de acogida inmediata y ahora 50». «Las organizaciones sociales destán dejando los centros, gestionados por empresas y luego vienen problemas como las fugas o las carencias en la atención», lamenta.