Papel
Jordania: Laura Ponte, imprevisto en pleno desierto
La ex modelo realizó este viaje acompañada por periodistas, compañeros que no esperaba
La ex modelo realizó este viaje acompañada por periodistas, compañeros que no esperaba.
Sus inquietudes artísticas, intelectuales y creativas son directamente proporcionales a su pasión por la moda. Combinación fácil de gestionar en apariencia, difícil en la práctica. Tras abandonar las pasarelas y su trabajo como modelo, Laura Ponte ha diseñado joyas, pintado, esculpido y, desde hace varios meses, diseña trajes de novia. En septiembre, abrirá su propio taller. Pausada, reflexiva y muy divertida, rescata un viaje que realizó, ojo, acompañada por periodistas. «Fuimos a Jordania y aquello resultó casi un abrazo a la Prensa. Surgió de forma precipitada y yo no sabía que tenía que hacer varios reportajes allí. Llegué al aeropuerto, me encontré con periodistas citados igual que yo y, de repente, me vi con unos nuevos compañeros de viaje que no me esperaba. Pero me gustó la experiencia porque a menudo existe una relación extraña, distante, entre personajes y medios, y esos días tomé más conciencia que nunca de que son personas, gente normal, con sus secretos, inquietudes y formas de ver la vida.
Obviamente cada uno tenía una misión que cumplir, pero supimos acoplarnos muy bien. Lo que más me sorprendió es que comprendí que, a veces, se forman unos equipos en los que todo el mundo pone de su parte para que las cosas vayan bien. Y fue lo que pasó. Resultó bastante agradable. Creo que incluso me reí mucho más que en otros que he hecho con amigos. Se creó una atmósfera genial de forma espontánea. Vivimos situaciones muy intensas, fueron muchas horas de coche, traslados agotadores, jornadas maratonianas que no dabas crédito, porque recorrimos el país de punta a punta varias veces en tan solo cuatro días. Es verdad que es un país pequeño, pero todo aquello propició que nos descubriéramos juntos desde un punto de vista humano, de forma más íntima de lo habitual. Fue imprevisto y eso lo hizo inmensamente atractivo. Me encantó. La última noche incluso conseguí que una de las periodistas se quitara unas perlas que siempre llevaba puestas y que yo creo que la envejecían mucho. No necesitaba esa luz, ya la tenía por sí misma. Desde aquel viaje no se las ha vuelto a poner. Estas cosas pasan cuando menos te lo esperas».
En honor a la verdad, a Laura no se le recuerda un mal momento con la Prensa. Aunque le hayan hecho preguntas incómodas a lo largo de su vida, que alguna ha caído. Su relación con Beltrán Gómez-Acebo, padre de sus dos hijos y de quien se divorció en 2011, ha propiciado siempre que se abordaran todos y cada uno de los temas candentes relacionados con la Familia Real. Pero los solventa con naturalidad y eso siempre vence. «Más allá de ese grandísimo recuerdo que conservo, Jordania es un país maravilloso al que ya había ido porque me canta. Es fácil de recorrer y vive en una especie de limbo político y social que te permite disfrutarlo con seguridad y tranquilidad a pesar de sus fronteras, que son algo conflictivas. Petra, el desierto de Wadi Rum, el Mar Muerto... Pero que nadie se bañe recién depilado, ¿eh? Que esa sal escuece». Y ríe porque es feliz. Lo transmite. Y lo dice.
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