Es el precio que pide el ex de Naomi Campbell, Vladislav Doronin, por alquilar su finca ibicenca durante un fin de semana. En esta lujosa mansión «ecofriendly» se han alojado estrellas como Leonardo DiCaprio y Kate Moss

El mitómano acostumbra a los fetiches de sus admirados, pero, como todo, siempre hay clases. Los más pudientes podrían veranear, por ejemplo, en la estupenda villa que habitó la supermodelo Naomi Campbell, pero para eso tendrán que desembolsar entre 25.000 y 30.000 euros por un simple fin de semana. Al menos, ésa es la cantidad que les solicitaron a un grupo de personas que querían pasar unos días de ensueño en la isla pitiusa. Aunque, paradojas del destino, acabaron negándose al arrendamiento, y no por falta de presupuesto sino de habitaciones. Y es que los adinerados y estivales interesados requerían de diez estancias y la mansión de la «diosa de ébano» se queda en ocho.

Si bien algo se diluye la ambición (si es que era ésa) por habitar el templo veraniego de la británica, pues, según explican fuentes inmobiliarias de la zona, la casa está en venta. Algo lógico si se tiene en cuenta que fue una adquisición de Vladislav Doronin, el millonario ruso que cayó en las afiladas garras sentimentales de la maniquí, con quien rompió definitivamente en mayo de 2013.

Se trata de una mansión situada en la playa de Cala Conta, zona de alto rango que supone un imán para la ingente cantidad de «celebrities» que se dejan caer por la zona. De hecho, hasta hace unos años pertenecía a otra ultrafamosa, la modelo Elle McPherson. De paredes blancas mezcladas con piedra, su diseño es altamente minimalista y «ecofriendly» (es decir, que tanto su diseño como la explotación de los recursos que requiere están pensados para que sean lo más sostenibles posible con el medio ambiente, con agua caliente y calefacción que pueden funcionar por energía solar). Y, por supuesto, contiene un estupendo jardín con una magnífica piscina de fondo blanco.

A pesar de todas estas cualidades, la suma que se exigía por tan poco tiempo es totalmente desorbitada. En la misma zona y con arquitectura prácticamente similar, el precio de alquiler por una semana asciende a 15.200 euros. Teniendo en cuenta que son chalets con vistas tanto al Mediterráneo como a la montaña, que cuentan con un esmerado sistema de vigilancia las 24 horas, así como con un discreto y efectivo servicio de conserjería. Con un detalle, además, que seguro no pasaría desapercibido para la «celebrity» y es que las agencias insisten en que apenas hay 10 minutos (en coche, claro) a la zona de tiendas más cercana.

Resulta curioso que la citada cala, que se encuentra próxima al municipio ibicenco de San José, no es precisamente una de las más tranquilas. De arena fina y nacarada que se extiende a lo largo de 600 metros por 30 de ancho, presenta reposadas aguas de idílico color turquesa y se enmarca dentro de las playas de Conta, donde comparte presencia y protagonismo con la cala de Racó d’en Xic. Son por ello sus magníficas vistas, que ofrecen al visitante el divisar las islas de de Es Bosc, Sa Conillera, Ses Bledes y S’Espartar, y la belleza en general del paraje lo que hacen que el turista no dude en acercarse para disfrutar de un día de mar. Reuniendo, sin duda, todos los tópicos apetecibles que atraen al público a Ibiza.

Como a Leonardo DiCaprio, uno de los más fieles a los encantos ibicencos y gran amigo de la modelo, aunque también hizo buenas migas con Doronin durante el tiempo que duró la relación entre este último y la modelo. Tanto que, en 2013, la estrella de cine disfrutó de unos días en la mansión junto al empresario ruso, poco después de su ruptura con Campbell. Allí ocupó sus días con paseos en yate, mucha fiesta y practicando «flyboard». Que Campbell adquiriera esta villa se debe a su citada relación con Doronin y a que, como informaba el periódico británico «Daily Mail», la modelo estaba algo cansada de estar siempre alquilando casas en una isla que hacía tiempo que le había enamorado. Su relación con Ibiza comenzó hace años y desde entonces, siempre veranea allí. Su implicación es tal que no dudó en mojarse con su amiga Kate Moss en un tema polémico, cuando ambas hicieron pública su oposición a las prospecciones petrolíferas que se habían planificado en el territorio balear.