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María Edite: «Quiero que mi hijo herede de Julio Iglesias todo lo que le corresponde»

María Edite: «Quiero que mi hijo herede de Julio Iglesias todo lo que le corresponde» larazon

Tras admitir a trámite el juez la demanda de paternidad de su hijo, Javier Sánchez Santos, contra el cantante, su madre habla en exclusiva con LA RAZÓN

Tras admitir a trámite el Juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia la demanda de paternidad presentada por Javier Santos contra Julio Iglesias se espera que, en los próximos veinte días, el equipo jurídico del artista recurra. De no hacerlo, se declarará al cantante en rebeldía procesal. Tanto Javier como su madre, María Edite Santos, se muestran «muy contentos por la situación, van a acabar muchos años de sufrimientos e injusticias». Antes de emprender acciones legales se pusieron en contacto con los abogados del cantante con el fin de llegar a un acuerdo privado, pero no hubo respuesta positiva.

Cuando Javier y su letrado, Fernando Osuna, anunciaron en septiembre pasado que iban a presentar la demanda de paternidad, el primero afirmó tajante que «las pruebas de ADN demuestran que soy hijo de Julio Iglesias al 99,9 por ciento. Está muy claro». Ahora es María Edite la que habla en exclusiva para LA RAZÓN: «Estoy supercontenta, pues en tres semanas se habrá acabado todo. Han sido muchísimos años y demasiados llantos. Ya es hora de que se haga justicia con nosotros. Mi hijo se siente muy feliz. Para los dos es el final de un suplicio que ha durado décadas».

–¿Por qué se ha dilatado tanto el proceso?

–Porque luchábamos contra un hombre con mucho poder. Gracias a Dios las cosas han cambiado y la Justicia demuestra que es igual para todo el mundo.

Esta es la segunda reclamación de paternidad. La primera la interpuso María Edite cuando su hijo era menor de edad. Por aquel entonces, y al negarse el cantante a someterse a las pruebas de ADN, el juez consideró que era el padre de Javier, pero al no entregarse personalmente al artista la notificación de que tenía que hacerse las pruebas, sus abogados consiguieron que la petición fuera rechazada por un problema técnico. Entonces, el tribunal consideró nulo el procedimiento.

–¿Qué le pedirán a Julio Iglesias?

–En principio, que Javier pueda llevar sus apellidos y, después, habrá algunas sorpresas.

–Y su parte correspondiente de la herencia, ¿no?

–Evidentemente. Que mi hijo herede lo que le corresponda cuando muera su padre. Pero no solamente queremos eso, yo he tenido que criar a mi hijo sola, sin la menor ayuda de su padre biológico y Julio tendrá que pagar todo el daño que nos ha hecho, yo pasé una depresión muy grande que me llevo a intentar suicidarme...

–¿Cómo cree que se sentirá Julio tras el desenlace del juicio?

–Muy preocupado, porque sabe que no tiene la razón. Aunque dijo en una ocasión que todo esto le daba igual, estaba mintiendo. Debe ser consciente de que Javier tiene el mismo derecho ante la ley que el resto de los hermanos Iglesias.

–¿Qué le dirá si le tiene delante?

–No quiero enfrentamientos que no llevan a nada. Lo único que le daré son las gracias por haberme dado un hijo tan maravilloso. Yo sabía que todo esto iba a acabar bien. Si no fuera así es que no habría justicia. Porque existe una prueba contundente de ADN que demuestra que Javier es hijo de Julio, eso es incuestionable. Y el juez tiene material periodístico en el que aparecemos Julio Iglesias y yo en la etapa en la que me quedé embarazada.

–Dice que se han contado muchas mentiras sobre usted. ¿Cuál es la que más le ha dolido?

–Que trabajaba en clubes de alterne. Es una falsedad. Hubo testigos falsos que mintieron descaradamente.

–¿Algún miembro de los Iglesias se ha puesto en contacto con usted?

–No. Pero conozco a alguno de sus otros hijos, como es el caso de Julio José.

–¿Cómo cree que acogerán el resto de hijos a Javier?

–Confío en que, si se da el caso, lo reciban bien. No me gustaría que vieran a Javier como un enemigo, sino todo lo contrario.

Por su parte, Javier asegura que «no le guardo el menor rencor a Julio, pero espero que rectifique y reconozca, por fin, que es mi padre. Que dé un paso adelante ante la evidencia. Me gustaría hablar con él, cara a cara, tenemos mucho que decirnos». Santos tiene 41 años, vive en Valencia con su mujer y los dos son dueños de un negocio de dietética. Uno de los motivos que le ha llevado a iniciar este proceso es «hacerle un gran regalo a mi madre por todo lo que ha sufrido y la forma en que la han tratado. Era una espina clavada en el corazón, pero estoy convencido de que esta historia tendrá un final feliz para los dos».