Biden, en Irlanda del Norte
El viaje más gris de Biden a Belfast para el 25 aniversario del acuerdo de paz: bloqueo en el Gobierno y amenaza terrorista
El presidente norteamericano ya está en Belfast para conmemorar el 25 aniversario del Acuerdo de Viernes Santo
Cuando el 10 de abril de 1998 se logró firmar el Acuerdo de Viernes Santo que selló la paz entre católicos y protestantes, el que fuera senador norteamericano George Mitchell les dijo a los líderes de Irlanda del Norte que tenía un sueño. Se había perdido la mayor parte de los primeros seis meses de la vida de su hijo intentado que las arduas negociaciones llegaran a buen puerto por lo que, cuando finalmente se consiguió cerrar el pacto, prometió que en algún momento volvería a Belfast con el niño para poder sentarse en la galería del público de la Asamblea de Stormont para ver cómo los representantes de ambas comunidades gobernaban en coalición. Catorce años después, cumplió su promesa. El debate fue tremendamente técnico y aburrido, pero para él supuso “música para los oídos, algo completamente maravilloso”.
Joe Biden, sin embargo, no podrá vivir la misma experiencia. El presidente norteamericano, con raíces irlandesas, llega a Belfast para conmemorar el 25 aniversario del histórico acuerdo. Pero la visita se ha visto ensombrecida ante el bloqueo del ejecutivo autonómico que se alarga ya más de un año ante la negativa de los unionistas del DUP a ocupar sus escaños en protesta por los nuevos controles aduaneros que hay que ejecutar ahora tras el Brexit.
Una de las principales cláusulas del Acuerdo de Viernes Santo es el poder compartido entre católicos y protestantes. Sin embargo, en los últimos años la Asamblea de Stormont apenas ha estado funcionando el 40% del tiempo, ya que partidos de ambas comunidades han bloqueado las instituciones por razones de todo tipo que nada tienen que ver con el proceso de paz.
Antes de subirse al avión camino a la capital norirlandesa, Biden señaló que quería “subrayar el compromiso de Estados Unidos de preservar la paz y fomentar la prosperidad”. Su visita a Belfast será el comienzo de un viaje de cuatro días en la región durante el cual hablará sobre sus raíces irlandesas y tendrá incluso la oportunidad de reunirse con parientes lejanos. De ahí que haya venido acompañado de su hermana Valerie y su hijo Hunter.
El gran acto para hoy será un discurso en la nueva Universidad del Ulster y, según la prensa local, también tiene intención de reunirse con los principales partidos norirlandeses a fin de solventar la crisis política.
Por la tarde, pondrá rumbo a la República de Irlanda donde el jueves hablará ante las dos cámaras del Parlamento. Por su parte, el viernes acudirá a la Catedral de St Muredach en Ballina, condado de Mayo, en la costa oeste de Irlanda, de donde proviene parte de su familia.
Entre bastidores, la visita habría creado ciertas tensiones con Downing Street. Un portavoz del Número 10 aseguró ayer que entre Londres y Washington hay una “excelente relación de trabajo increíblemente positiva”. Pero lo cierto es que el encuentro entre Biden y el premier Rishi Sunak va a ser más bien de perfil bajo.
El británico le recibió anoche en el aeropuerto Internacional de Belfast poco después de las 20.00 horas local y ambos mantendrán este miércoles un breve encuentro “para tomar café” por la mañana. Pero Sunak no estará presenté en la Universidad del Ulster, el único acto oficial que el inquilino de la Casa Blanca protagonizará en la provincia británica, algo realmente significativo. Aunque está previsto que el líder tory viaje a los Estados Unidos el próximo mes de junio.
Pese a que Biden apenas estará 24 horas en suelo británico, la ciudad de Belfast ha quedado blindada con la mayor operación policial de la última década. Las fuerzas del orden han acordonado varias zonas del centro de la capital norirlandesa para impedir el paso de vehículos y controlar el tránsito de peatones, al tiempo que han reforzado su presencia en las calles con efectivos adicionales traídos de otras partes del Reino Unido.
Los servicios de inteligencia han incrementado también la amenaza terrorista a grave, la segunda más alta en una escalada de cinco, ante posibles ataques de grupos republicanos disidentes. El lunes varios jóvenes encapuchados vinculados a Saoradh, el ala política del Nuevo IRA, tiraron cócteles molotov contra un Land Rover blindado de la policía durante un desfile no autorizado en un bastión disidente en la finca Creggan, cerca de Derry-Londonderry, uno de los escenarios donde se vivieron las peores atrocidades durante los llamados 'Troubles', el sangriento conflicto de tres décadas entre católicos y protestantes en el que más de 3.500 personas perdieron la vida.
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