La muerte del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi en junio pasado como consecuencia de una leucemia fulminante dejó en manos de sus cinco hijos una herencia valorada en más de 6.000 millones. Una inmensa fortuna a la que se une el enorme patrimonio inmobiliario que «Il Cavaliere» amasó a lo largo de sus 86 años de vida. Villa Certosa, la impresionante mansión en la isla de Cerdeña en la que el magnate pasaba largas temporadas, es la joya de la corona, y sobre la que ahora sus herederos acaban de colgar el cartel de «se vende»,

«El negocio del siglo». Así han bautizado en Italia a la operación de compra-venta de la propiedad de Berlusconi, escenario de muchas de sus polémicas fiestas y «cenas elegantes», como se refería el político a las orgías con prostitutas que organizó durante su último mandato al frente del Gobierno de Italia. Y también lugar de recibimiento de numerosos mandatarios y líderes internacionales como su buen amigo Vladimir Putin, el ex «premier» británico Tony Blair, el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush o incluso los españoles José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar.

Según el diario «Financial Times», la propiedad ubicada en la prestigiosa Costa Esmeralda estaría en venta por 500 millones de euros. El diario financiero apunta que Marina, Piersilvio, Barbara, Eleonora y Luigi han puesto en manos de la agencia inmobiliaria Dils la delicada operación, que no ha sido confirmada aún por ningún portavoz de la familia, aunque en el país transalpino se da por hecho.

Eran los años del pasado siglo, cuando Berlusconi decidió adquirir la propiedad en Porto Rotondo, en el corazón de la Costa Esmeralda, a Gianni Onorato, propietario de la red de televisión La Voce Sarda. Entonces, «Il Cavaliere» era ya un empresario visionario con intereses principalmente en el mundo de la construcción, que acaba de lanzar la primera televisión privada en el país, Canale 5. Un arriesgado experimento que no solo le convirtió en un magnate de los medios de comunicación multimillonario, sino que le abrió las puertas de la política una década más tarde y le convirtió hasta tres veces en primer ministro de Italia a través de un artefacto político, Forza Italia, que a duras penas sobrevive tras su muerte.

La propiedad fue más tarde ampliada y reformada hasta convertirse en un inmueble único y de un valor casi incalculable. Se trata de una mansión de 4.500 metros cuadrados con más de 60 habitaciones, 180 metros de garaje y otros 174 de plazas de aparcamiento. Todo ello situado en una finca de 120 hectáreas con acceso privado al mar en las que «Il Cavaliere» construyó un teatro, cuatro bungalows individuales, cinco piscinas, campos de fútbol, de tenis y de golf, un gimnasio, una torre y hasta un «jardín medicinal» de 300 metros cuadrados.

En 2021, un informe técnico del perito de confianza de Berlusconi, Francesco Magnano, situó el valor de la villa en casi 260 millones de euros. Una cifra exorbitante no apta para todos los bolsillos que reduce significativamente el número de posibles candidatos a nuevos inquilinos. La propiedad ya estuvo a la venta entre 2010 y 2015. Según el «Corriere della Sera», el magnate Elon Musk, propietario de Tesla y de la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter) habría valorado entonces su adquisición después de haber visitado la isla de Cerdeña. En 2015, la familia Berlusconi rechazó una oferta de un jeque de Emiratos Árabes Unidos por 450 millones de dólares y otra del hijo del rey de Arabia Saudí por unos 500 millones de euros. La misma cantidad que ahora los herederos del magnate esperan obtener a cambio de desprenderse de la que fue la casa de los sueños de «Il Cavaliere».