Nueva Orleans
Un tercer caso de violencia policial conmociona Nueva York
Un agente blanco alega que se le disparó el arma con el que mató a un joven negro en Brooklyn. Miles de personas vuelven a las calles
Habrá más y más manifestaciones contra ellos pese a que una vez fueron los héroes de Nueva York tras los ataques del 11 de septiembre. Los policías de la urbe neoyorquina parecen haber perdido este estatus, ya nadie quiere hacerse fotos con ellos. Asimismo, en el resto de Estados Unidos se pone de manifesto la desconfianza de la ciudadanía hacia la Policía, que supuestamente debe ser su protectora. Al cierre de esta edición, se esperaba una oleada de manifestaciones después de que tuviera lugar el funeral de Akai Gurley, de 28 años. El joven murió abatido por un agente el 20 de noviembre en unas viviendas sociales en el barrio de Brooklyn. «No sólo he perdido a alguien, sino que mi hija va a crecer ahora sin un padre. ¿Qué debería decirle?», señaló Kim Ballinger, pareja de Gurley. Su madre, Sylvia Palmer, subrayó que su hijo no hizo nada malo y era «un buen hombre». El episodio fue calificado por la Policía de «tragedia muy desafortunada». Parece que se ha convertido en un patrón: policía blanco mata a un hombre negro. Después, el gran jurado decide que no se deben presentar cargos contra el agente y se archiva el caso. Pero eso era hasta Ferguson, donde saltó la chispa del debate racial. En esta ocasión, el gran jurado considerará si deben presentar cargos contra Peter Liang, que podría haber descargado su arma sobre Gurley de forma accidental.
Ayer se esperaban más manifestaciones en Nueva York, mientras el frío y la lluvia parecían haber disuadido el viernes a la gente que tenía planeado volver a echarse a la calle en Manhattan para interrumpir el tráfico como se hizo el jueves. Sólo se produjeron 20 arrestos, una cifra mucho menor que los 200 de la velada anterior. La lluvia y el frío no hicieron cambiar de opinión a los familiares y amigos de Gurley que quisieron despedirse de él en la iglesia baptista de Brooklyn. «Hoy estamos aquí por cómo mataron a Akai: se llama prejuicio racial», criticó el activista Kevin Powell durante la ceremonia de despedida. El portavoz de la Policía neoyorquina, Michael DeBonis, reconoció que «las protestas fueron pacíficas durante la noche» en referencia al viernes, cuando los activistas hicieron una serie de demandas, entre las que destacaron que se despidiese a los agentes involucrados en la detención y posterior muerte de Eric Garner.
Fueron menos masivas, aunque se intentó que tuvieran más impacto. Alrededor de cien manifestantes entraron en la simbólica tienda de Apple de la Quinta Avenida para realizar una «performance» (actuación artística) llamada «Muere», que consistió en tumbarse en el suelo. Sorprendieron a los compradores y empleados, que les miraron pensativos. Actuaciones similares tuvieron lugar en los grandes almacenes de Macy’s de la calle 34 y en la terminal Gran Central.
Mientras, en otras grandes ciudades de Estados Unidos como Chicago, Boston, Washington, Nueva Orleans u Oakland también tuvieron lugar diferentes manifestaciones en las que se podía escuchar: «Las vidas negras importan». En la ciudad de Cleveland (Ohio), donde reside la familia del niño de 12 años que murió a consecuencia del disparo de un agente, se presentó una denuncia en contra de las autoridades municipales. Los familiares del pequeño decidieron recurrir a esta medida después de que se emitiese un informe por parte del Gobierno en el que se establecía que en el departamento de Policía se emplea de manera sistemática el excesivo uso de la fuerza y no se toman medidas.
Bush: «El veredicto es difícil de creer»
En una entrevista con la CNN, el ex presidente George W. Bush reconoció que le pareció «difícil de creer» la decisión del jurado de no presentar cargos contra el oficial de Policía que mató por asfixia a Eric Garner. «Es triste que el asunto racial sea una parte tan divisoria y emocional en nuestra vida», indicó el ex presidente, que reconoció que la situación en EE UU ha mejorado desde los 70. Bush trató la muerte de Michael Brown, en Ferguson, durante una cena con su ex secretaria de Estado, Condoleezza Rice, la primera afroamericana en alcanzar el puesto. «Me explicó que tengo que entender que hay muchos amigos negros que cada vez desconfían más de las fuerzas del orden. Y esto me parece una pena».
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