Partido Republicano
Órdago del presidente a los republicanos por el Obamacare
Esta semana ha naufragado un nuevo intento de sacar adelante en el Senado un plan alternativo al 'Obamacare', después de que varios republicanos moderados dieran marcha atrás en su apoyo al texto propuesto por el Gobierno
Esta semana ha naufragado un nuevo intento de sacar adelante en el Senado un plan alternativo al 'Obamacare', después de que varios republicanos moderados dieran marcha atrás en su apoyo al texto propuesto por el Gobierno
Donald Trump invitó ayer a los 52 senadores republicanos de la Cámara Alta a un almuerzo a la Casa Blanca después del fracaso del día anterior con la reforma sanitaria. En un principio, se cerró el acceso a las cámaras, pero después pudieron pasar. Resultó muy difícil ocultar la tensión del encuentro, aunque no se vio cómo les recibió Trump, sobre todo a Mike Lee, de Utah, y de Jerry Moran, de Kansas, que se habían posicionado en contra de la ley en el último momento.
El disgusto de Trump era notorio, y se explica porque la noche del lunes cenó con siete senadores republicanos para conocer la situación. Sabía que tenía los números en contra dado el poco margen de error por su mínima mayoría, y con dos negativas desde un principio, la de Rand Paul, de Kentucky, y Susan Collins, de Maine. Pero ninguno de los siete le advirtió del desastre que se avecinaba. Ahora Trump pretende echarles un pulso al plantearles otra votación la semana que viene para derogar al menos el Obamacare. Así dejará al descubierto, ante su partido y sus electores, a los senadores díscolos y podrá achacarles a ellos el fracaso sanitario. Les prohibió irse de vacaciones y hacer un último esfuerzo, después de «haber estado tan cerca» de aprobar la reforma.
Todo esto explica su comportamiento errático en los últimos días, que se ha puesto de manifiesto a través de sus continuos comentarios en Twitter. Fue el presidente el que anunció ayer la comida en la red social donde tiene más de 34 millones de seguidores. «Voy a comer en la Casa Blanca con los senadores republicanos por la Sanidad», anunció a las ocho y media de la mañana. «Tienen que mantener su promesa con Estados Unidos», continuó.
Con todo, en la Casa Blanca ya dan por perdido el Trumpcare y empieza a poner la vista en su próximo gran reto: la reforma de impuestos, la cual tienen que sacar adelante como sea. En este caso, Trump se volverá a emplear a fondo. Pero será más agresivo, y sus presiones no se reducirán a sus comentarios en Twitter. Él, como empresario, y los donantes del partido tienen un interés personal en la reducción de impuestos que traería la aprobación de esta reforma y en que ésta se convierta en ley antes de las elecciones del Congreso de 2018. Y esta vez los senadores no podrán protagonizar a última hora ninguna revolución que desaire a quien los financia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar