Nueva era
Trump 2.0: «El declive de Estados Unidos ha terminado»
El republicano toma posesión por segunda vez en una ceremonia en el interior del Capitolio. «La era dorada empieza ahora»
«Apartir de este momento, nuestro país va a florecer y no permitiremos que nadie nos tome más ventaja», aseguró Donald Trump apenas segundos después de convertirse en el presidente 47º de Estados Unidos. El mandatario se refirió casi de inmediato al intento de asesinato que sufrió como candidato durante un mitin en Pensilvania en el verano pasado, sentenciando que «fui salvado por Dios para hacer a EE UU grande nuevamente». Y, como si de un mesías se tratase, calificó el primer día de su presidencia como el «día de la liberación».
Durante poco más de treinta minutos, el mandatario habló desde el Capitolio, en una ceremonia deslucida en el interior por el gélido frío, con un mensaje dirigido no solamente a los electores estadounidenses, sino también a aliados y enemigos en todo el mundo. «Mientras nos reunimos hoy, nuestro Gobierno enfrenta una crisis de confianza», dijo lanzando un claro dardo a sus predecesores, Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, que lo escuchaban con una expresión difícil de leer y sin levantarse de sus asientos la mayor parte de la alocución. «Tenemos un Gobierno que no puede manejar una simple crisis en casa, mientras falla en manejo de crisis extranjeras», aseguró el republicano mientras prometió no empezar ninguna guerra y ser «el mandatario que traerá paz al mundo».
Tal como había adelantado, dijo que su Gobierno se iniciará con varias medidas para «detener la financiación ilimitada a las fronteras extranjeras» y concentrarse en «repeler la desastrosa invasión de nuestro país». Todo esto en referencia a la entrada de migrantes en condición irregular a EE UU. Con ese propósito, anunció que declarará una emergencia nacional en la frontera sur del país, que comparte con México. Fue en este momento cuando recibió su primera ovación en pie. La segunda siguió al anunciar que volvería a imponer la política de «quédate en México» y que designará a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras.
Sobre el Departamento de Justicia, Trump prometió que la «politización» de ese sector «terminará». «Las balanzas de la justicia serán reequilibradas. La cruel, violenta e injusta politización llegará a su fin», declaró el mandatario, resaltando que «la edad de oro de América comienza ahora mismo». El mandatario mencionó frente a los invitados que «recuperaré la libre expresión en Estados Unidos», en referencia a los medios de comunicación y a los temas sociales que amplificó en su campaña como la llamada «guerra cultural» y la «muerte de la cultura de la cancelación». Dijo que todos las instituciones federales de ahora en adelante aceptarán únicamente que hay «solo dos géneros: hombre y mujer», dando un duro golpe a la comunidad LGTBIQ. «Hay que poner fin a la política gubernamental de intentar manipular socialmente la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada», dijo Trump.
En su primera alocución Trump no se mostró conciliador, a pesar de decir que sería «el mandatario que unirá al país» y antne estas afirmaciones ni Biden ni Harris aplaudieron. En contraste, los republicanos en la rotonda, el lugar del Capitolio donde se celebró al ceremonia, celebraron con vítores y gritos de alegría. El único momento en que Biden y Harris se levantaron fue cuando Trump se congratuló de que los primeros rehenes del grupo terrorista Hamás hubieran sido liberados por el acuerdo alcanzado el fin de semana. Y en un mensaje también ya adelantado, Trump volvió a mencionar que cambiará el nombre del «Golfo de México» a «Golfo de América», a lo que la excandidata demócrata Hillary Clinton se río visiblemente. La también ex primera dama negó además con la cabeza cuando el nuevo mandatario mencionó el Canal de Panamá, que Trump quiere volver a poner bajo control de Estados Unidos.
El discurso presidencial se cerró con una referencia espacial: Trump se comprometió a «enviar astronautas estadounidenses para plantar las estrellas y franjas en el planeta Marte». Ante este guiño, el multimillonario Elon Musk, sentado junto a la familia de Trump y los miembros seleccionados para su Gabinete, sonrió. El programa de Marte de SpaceX, liderado por Musk, tiene como objetivo colonizar Marte, y el multimillonario ha instado a la La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) a centrarse en Marte en lugar de regresar a la Luna. En la ceremonia de investidura, Trump fue tan Trump como siempre y dejó claro el país que quiere para los próximos cuatro años.