Rusia
Ultimátum de EE UU a Rusia: «Con Occidente o con Asad»
El secretario de Estado, Rex Tillerson, reta a Putin antes de viajar a Moscú para encontrar una salida a la crisis de Siria que no incluya a su presidente
El secretario de Estado, Rex Tillerson, reta a Putin antes de viajar a Moscú para encontrar una salida a la crisis de Siria que no incluya a su presidente.
Estados Unidos lo tiene claro: Rusia tiene que decidir ya en qué bando estar, si en el de los países aliados de Washington o en el de la familia Asad, junto a Hezbolá e Irán. Igualmente, Estados Unidos sale del G7 de Exteriores celebrado en los últimos dos días en Lucca (Italia) con un apoyo tibio y con una victoria diplomática a medias. Por un lado, el conjunto de los siete países más industrializados del mundo asegura, tal como defiende el secretario de Estado americano, Rex Tillerson, que no hay ningún futuro posible para Siria con Bachar al Asad al frente. Pero, por otro lado, la mayoría de los asistentes al G7 rechaza tanto la idea de una intervención militar en la zona como la posibilidad de ejecutar nuevas y más duras sanciones a Rusia por seguir apoyando el régimen sirio mientras no cambie de posición.
«Nuestra esperanza es que Bachar al Asad no pertenezca al futuro político de Siria», pronunció ayer el jefe de la diplomacia norteamericana. Acusó también a Rusia de no haber sido capaz de impedir que el régimen de Asad utilizara las armas químicas lanzadas el 4 de abril sobre la población civil. El hecho de que el no impedimento haya sido intencionado o no, explicó Tillerson, «no importa mucho para los muertos». Y añadió: «No podemos permitir que ocurra de nuevo», insistió refiriéndose a la muerte de más de 80 personas, entre ellas una treintena de niños, como consecuencia del ataque químico provocado por el régimen sirio. «Queremos un futuro estable en Siria y Rusia puede desarrollar un papel importante» en él, apuntó Tillerson en un contexto en el que, según él mismo afirma, «el reino de la familia Asad está llegando a su fin».
Por otro lado, confirmó que la reacción de Estados Unidos al atacar la base aérea siria fue sólo una «respuesta directa a la barbarie del régimen de Asad», ya que Estados Unidos no aceptará «la normalización del uso de armas químicas» ni allí ni en otro país.
De la última sesión de trabajo del G7 celebrada ayer en Italia se desprende una actitud mucho más prudente de sus socios en relación a Rusia. El titular de Exteriores británico, Boris Johnson, quien hace dos días reclamaba «sancionar a Rusia» si seguía apoyando al régimen sirio, coincidió con el resto de sus homólogos en que Moscú tiene que estar involucrada en el proceso de cambio político en Siria. Para el ministro de Exteriores italiano, Angelino Alfano, «no hay que aislar a Rusia», ya que «puede jugar un papel fundamental en las negociaciones». Alfano, quien también acogió también a sus homólogos de Turquía, Omán, Qatar, Jordania y Arabia Saudí, aseguró que Rusia puede favorecer «un alto el fuego duradero, efectivo y sincero» en la zona. Por ello, aclaró, «es más productivo tratar de comprometer a Rusia a través del diálogo».
Para una buena parte de países del G7, sobre todo Canadá, Japón, Italia y Francia, el cambio en Siria llegará más bien a través de un nuevo futuro «político». Lo confirmó ayer el ministro de Exteriores italiano: «Todos queremos trabajar por una solución política», cuyos pilares serían una nueva Constitución siria y la celebración de libres elecciones.
El secretario de Estado estadounidense aterrizó horas después en Moscú con el objetivo de hablar hoy con su homólogo Sergei Lavrov en su primera visita oficial a Rusia. La propuesta central de Tillerson será encontrar una salida «no violenta» para el fin de la guerra en Siria,pero sin Asad. Según las últimas novedades, en la agenda no está previsto que se entreviste con Vladimir Putin, pero por el momento tampoco ha habido una negativa oficial.
El presidente ruso dejó claro al respecto que al menos de momento no dará su brazo a torcer. Al responder a las acusaciones al régimen sirio alertó sobre que, según los datos en su poder, se preparan nuevas «provocaciones» de ataques químicos para culpar a Asad. Moscú lamenta que Washington haya acusado a Damasco «sin pruebas», cuando en dicha zona opera el Frente al Nusra y cuando hay numerosos casos de uso de armas químicas por parte de grupos terroristas en Siria e Irak. Sin embargo, el Consejo de Seguridad Nacional de EE UU presentó «pruebas fisiológicas» de que el régimen sirio usó gas sarín contra la población en una zona de dominio rebelde. Washington considera que el ataque químico sirio tenía «motivos operacionales» con el objetivo de ejercer presión en la retaguardia de zonas rebeldes claves para mantener el control de la ciudad de Hama.
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