El premier Keir Starmer llevaba tiempo advirtiendo que Europa se enfrenta a un "desafío generacional cuando se trata de la seguridad nacional" y que es necesario "hacer más". Pero ayer finalmente pasó de las palabras a la acción anunciando un aumento de la partida presupuestaria de defensa hasta el 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB) a partir de abril de 2027 (respecto al 2,3% actual), con el propósito añadido de intentar alcanzar el 3% en la próxima legislatura.

“Pondré en marcha un incremento sostenido como no se ha visto desde finales de la II Guerra Mundial”, declaró en una intervención sorpresa ante la Cámara de los Comunes donde analizó cómo se ha pasado del optimismo que se sintió cuando cayó el muro de Berlín a la amenaza que representa ahora Vladimir Putin.

Gran parte del dinero vendrá a costa de la ayuda al desarrollo donde la partida sufrirá un importante recorte del 0,5% al 0,3%. “No es algo que me haga feliz”, dijo Starmer. “Pero en tiempos como los actuales, la defensa y la seguridad del pueblo británico deben ser siempre una prioridad”, señaló.

Pese a que el aumento en defensa fue un compromiso electoral, Downing Street no había fijado fecha para llevarlo a cabo. Sin embargo, los rápidos acontecimientos diplomáticos, impulsados la intención del presidente Donald Trump para poner fin a la guerra en Ucrania, han inyectado urgencia a las decisiones.

De hecho, el anuncio del primer ministro se produce justo antes de la reunión que mantendrá este jueves con el inquilino de la Casa Blanca demostrando así su compromiso con la demanda que el republicano ha hecho a Europa para que no dependa de la protección de Estados Unidos.

No está claro si el aumento impresionará a Trump, que ha estado pidiendo a los aliados europeos de la OTAN que deberían gastar en torno al 5% en defensa. No obstante, la medida fue elogiada ayer por el ministro de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, quien la calificó de "un paso fuerte de un socio duradero".

Las directrices de la OTAN sugieren que cada estado miembro debería gastar al menos el 2% de su PIB, pero recientemente el director de la organización, Mark Rutte, dijo que los aliados deberían apuntar a algo "por encima del 3%".

Starmer ha anunciado ahora un gasto anual extraordinario de más de 16.000 millones de euros al año a partir de 2027. Aunque también habrá partidas extraordinarias de gasto para los servicios de inteligencia, que también contribuyen al mantenimiento de la seguridad nacional, por lo que si se incorpora ese aumento a la cifra total, asegura que el gasto en defensa será del 2,6%.

El viaje que el premier realizará esta semana a Washington se produce tras la reunión mantenida el pasado lunes entre Trump y el presidente francés, Emmanuel Macron, quien intentó convencer al republicano de que cualquier negociación con Rusia debe incluir a los aliados europeos y garantizar un acuerdo de paz sostenible que impida a Moscú reforzar su capacidad militar para futuros ataques.

Lo cierto es que, pese a que Londres y Washington siempre han mantenido una “relación especial”, Trump no está poniendo las cosas fáciles al inquilino de Downing Street. Las negociaciones para poner fin al conflicto en Ucrania están creando una brecha cada vez mayor entre Europa y Washington. Por una parte, Starmer, que pese al Brexit quiere demostrar el liderazgo del Reino Unido en el Viejo Continente, mantiene su firme apoyo a Kiev. Pero, al mismo tiempo, no quiere protagonizar ningún enfrentamiento con Trump, con el que además quiere cerrar un acuerdo de libre comercio en algún momento de la legislatura. De ahí que ayer volviera a recalcar que hay que rechazar “cualquier afirmación falsa de que debemos elegir entre nuestros aliados, entre un lado del Atlántico y el otro”.

En Londres y París no solo existe el temor de que el presidente estadounidense negocie un acuerdo de alto el fuego favorable a Moscú, sino que consideran que las posibilidades de que Vladimir Putin cumpla con cualquier compromiso son escasas o nulas. De ahí que el primer ministro británico haya propuesto desplegar una `fuerza de paz´ para proteger un eventual acuerdo de alto al fuego que involucraría a alrededor de 30.000 tropas desplegadas en sitios críticos de infraestructura nacional ucraniana.

Incluso antes de la inyección de dinero extra anunciada ayer, el ministerio de Defensa del Reino Unido se enfrentaba a un agujero negro en su presupuesto de equipamiento de alrededor de 17.000 millones de libras durante la próxima década, según la Oficina Nacional de Auditoría. Una gran parte del aumento se destinará a tapar agujeros en programas con financiación insuficiente y a solucionar la escasez urgente de municiones, según Malcolm Chalmers, subdirector del grupo de expertos Royal United Services Institute. Pero señala que el compromiso de alcanzar el 3% del PIB a mediados de la década de 2030 podría conducir a una "transformación en la forma en que luchan nuestras fuerzas armadas", dándoles la capacidad de planificar a largo plazo y "garantizando que la innovación no siempre se vea excluida por el gasto en grandes plataformas".