Política exterior
Ruta de la seda: Italia se pliega al expansionismo de Xi
Gigante mundial que atraviesa un ligero bache busca una vía de entrada para su expansión en nuevos mercados. País deprimido tras décadas de estancamiento económico y pérdida de influencia internacional ansía nuevas inversiones. La relación entre China e Italia parecía encaminada a unirse en un matrimonio de conveniencia. El país transalpino se presentaba como candidato a convertirse en socio privilegiado de Pekín en Europa, pero la irrupción de las viejas amistades amenaza con dejar este romance en poco más que una amistad. Los lazos se sellarán en un simple acuerdo para reforzar la cooperación comercial.
Todo empezó la pasada semana, cuando el «Financial Times» publicó que Italia estaría dispuesta a sumarse a la nueva Ruta de la Seda, un colosal proyecto del gigante asiático con el que pretende multiplicar su inversión en desarrollo e infraestructuras en una red que abarca desde China hasta España. Otros países europeos como Grecia, Polonia o Hungría ya han ratificado acuerdos de colaboración. Pero Italia, la tercera economía de la zona euro, sería el primer socio del G-7. Todo un salto cualitativo. La firma se plasmaría durante la visita del presidente chino, Xi Jinping, que viajará por primera vez a Italia esta semana.
Pero en plena guerra comercial entre Washington y Pekín, rápidamente sonaron las alarmas al otro lado del Atlántico. El portavoz de Seguridad Nacional estadounidense, Garrett Marquis, advirtió de que el proyecto chino solo le traería beneficios a Pekín, por lo que se mostró «escéptico sobre la adhesión italiana». Alemania y Francia tampoco han simpatizado nunca con esta iniciativa. De modo que, días más tarde, la Comisión Europea emitió una nota en la que alertaba de que el acuerdo no solo «pone en riesgo el mercado único de la UE, sino los propios valores económicos y sociales de la Unión». La apreciación desde Bruselas es que se trata de un nuevo modo de expansionismo y países como Francia hablan abiertamente de blindar los sectores estratégicos de la influencia china.
Italia lleva años acercándose a China, explorando nuevas vías de negocio. Desde el Gobierno socialdemócrata de Matteo Renzi hasta el actual Ejecutivo formado por la Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5E). En los últimos meses, varios ministros han pasado por Pekín e incluso personalidades como el ex primer ministro, Romano Prodi, se han mostrado siempre dispuestos a estrechar los lazos entre ambos países. Así, el acuerdo parecía encarrilado hasta las últimas reacciones internacionales, que han provocado que la Liga abrace los postulados estadounidenses, alegando razones de seguridad nacional. Preocupa también que el país asiático abra una grieta en la vieja alianza atlántica, concretada en la OTAN. El M5E, en el que dominan las pulsiones antiamericanas, quiere revisar además la compra a EE UU de aviones F35 que ya tenía comprometidos.
Uno de los aspectos que más inquietan a Washington es que China pueda asentarse como líder en Europa de la tecnología 5G, sobre la que el país asiático lleva la delantera. Pero finalmente esta cuestión no estará entre los puntos del memorándum que sí deberían firmar Xi Jinping y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. El contenido del primer borrador, que ya ha sido filtrado por la Prensa, incluye un mayor colaboración en transportes, infraestructuras y un intercambio de inversiones redactado en un modo algo ambiguo.
Según el profesor Lucio Caracciolo, director y fundador de la revista de geopolítica «Limes», «Italia necesita urgentemente inversiones y si estas proceden de China, bienvenidas sean». Sin embargo, opina que su país ha sido históricamente «muy penetrable y una mayor presencia china molestaría enormemente a Estados Unidos, que puede dificultar el acuerdo asfixiando económicamente a Italia». El experto señala como ejemplos una hipotética bajada del «rating» de la deuda italiana por parte de las agencias estadounidenses o, más directamente, la revisión de los acuerdos en materia de defensa. Su previsión es que el compromiso con China «se vaciará de contenido, por lo que se pondrán en riesgo tanto las inversiones asiáticas como las norteamericanas».
70 países y 1 billón de dólares
La nueva Ruta de la Seda lleva en marcha desde los noventa, pero en los últimos años China le ha dado un nuevo impulso para reactivar su economía, que se ha visto ralentizada. Su estrategia contempla inversiones por valor de 1 billón de dólares en 70 países y ya ha llegado también a España, a través de la compra de empresas que gestionan el transporte marítimo en Bilbao y Valencia. En Grecia, controla el puerto del Pireo. Mientras que en Italia el mayor interés se concentraría también en los puertos, como los de Trieste y Venecia en el Adriático, que servirían como vía de entrada de las mercancías; y el de Génova en el mar Tirreno, desde el que se distribuirían al resto de Europa.
Se debate si el intercambio comercial favorece a ambas partes o solo a los intereses chinos. Y lo que dicen las cifras es que en 2018 el comercio desde Pekín a los países que se han adherido a su proyecto se incrementó en un 16%, mientras que las importaciones chinas desde estos creció un 24%. Por tanto, desde el Instituto de Estudios de Política Internacional Italiano sostienen que es «difícil pensar que no se incremente la cooperación entre la UE y China» cuando el Viejo Continente necesita inversión en infraestructuras, aunque sea lógico que desde Europa exijan «procedimientos transparentes».
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