UE
Rumanía celebra una entrada "simbólica" en Schengen que no beneficiará aún a su economía
Este domingo entra en vigor la libre circulación de personas por mar y aire, mientras que la terrestre sigue bloqueada por Autria
Tras 17 años como miembro de la Unión Europea y 13 de negociación, Rumanía, uno de los países más pobres del grupo, se incorporará este domingo al espacio Schengen de libre circulación, aunque sólo por vía aérea y marítima, lo que limita enormemente aún el impacto positivo en su economía.
Esta entrada parcial beneficiará principalmente a los viajeros de la zona Schengen que lleguen a alguno de los 18 aeropuertos de Rumanía, ya que no tendrán que mostrar su documentación en el control policial, aunque habrá controles aleatorios y la Policía podrá exigir la documentación a quienes viajen con niños.
En 2023 se registraron casi 25 millones de pasajeros en los aeropuertos rumanos, un 17% más que el año anterior.
La oposición de Austria, que cuestiona que tanto Bulgaria como Rumanía controlan correctamente la entrada de migrantes por sus fronteras, ha provocado que el acceso a Schengen deje fuera, de momento, el tráfico de personas y mercancías por carretera y ferrocarril.
Se espera que el verdadero impacto, especialmente para la economía, venga cuando se liberalice la vía terrestre, ya que un 39,3% del transporte de mercancías de Rumanía se produce por carretera y un 20% por tren, según datos de Eurostat del año 2021. El transporte por mar y ríos supone el 39,3 y el aéreo sólo el 1,4 %.
Rumanía cuenta con grandes socios comerciales dentro de la UE, como Alemania, con importaciones por valor de 23.600 millones de euros y exportaciones que rozan los 20.000 millones. O Italia, donde la balanza comercial suma unos 20.000 millones.
El Gobierno rumano estima en un 0,5 % del PIB nacional las pérdidas económicas sólo por las largas esperas de los transportistas en los controles fronterizos.
Por ejemplo, cada modelo Duster de Dacia, una marca rumana del grupo Renault, le cuesta a los rumanos unos 100 euros más debido, simplemente, a que parte de las piezas provienen de Bulgaria, según estimaciones del propio ministro de Economía, Stefan-Radu Oprea.
"Dado que no se trata de una entrada completa, la decisión tiene un valor más simbólico, ya que los rumanos se han sentido discriminados por el aplazamiento de la adhesión a Schengen", explica a EFE el analista rumano Radu G. Magdin, director ejecutivo de Smartlink Communications, un laboratorio de ideas en Bucarest.
De hecho, Magdin duda de que esta medida conlleve un aumento significativo del número de turistas. En 2023, alemanes (218.000) e italianos (186.000) fueron los dos principales grupos entre los 2,6 millones de turistas extranjeros que llegaron al país. Rumanía recibe, según Eurostat, sólo un 1,2 % de los turistas de la Unión Europea. El 76% de los extranjeros que viajan a Rumanía lo hacen por carretera, según datos oficiales.
Aunque tanto Rumanía como Bulgaria son miembros de la Unión Europea desde 2007, su acceso al espacio de libre circulación Schengen se ha ido postergando desde 2011, cuando la Comisión Europea confirmó que los dos países cumplían los que criterios de adhesión.
Las negociaciones sobre el acceso terrestre a Schengen de Bulgaria y Rumanía continuarán durante 2024, en un año complicado porque hay elecciones tanto europeas como en Austria.
Para adaptarse a las exigencias de Schengen, el Gobierno rumano ha aprobado recientemente nuevos requisitos por los que las empresas que empleen a extranjeros no comunitarios tienen que firmar el contrato en los primeros quince días desde su llegada al país, y que la vinculación laboral sea de al menos un año.
El ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, aseguró hace dos semanas que su país, que ocupará la presidencia rotativa la UE en el segundo semestre del año, tratará de impulsar la plena integración de Rumanía en Schengen.
✕
Accede a tu cuenta para comentar