Embajadora israelí
Rodica Radian-Gordon: "Sánchez lidera un esfuerzo inoportuno sobre el reconocimiento del Estado palestino"
La diplomática hebrea insiste en que el Estado palestino solo podrá ser establecido a través de negociaciones directas con Israel
Rodica Radian-Gordon (Bucarest, 1957) está en la recta final de su carrera. Abandonará en los próximos meses la misión a la que llegó hace cinco años. Pero el retiro no será sencillo, antes tendrá que lidiar con la escalada más peligrosa de los últimos meses en Oriente Medio y con un Gobierno, el español, que promueve una iniciativa en el seno de la Unión Europea para reconocer el Estado palestino. La veterana embajadora recibe a LA RAZÓN en su despacho en Madrid días después del primer ataque directo de Irán contra territorio israelí y en mitad de una brutal guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.
¿Está interesado el Gobierno de Israel en una guerra contra Irán?
No, por supuesto que no. Nadie en Oriente Medio está interesado en una guerra que de facto sería una guerra a escala regional. Esa fue la intención de Hamás atacando a Israel el 7 de octubre, pero para nada la de Irán. Hamás pensaba que los otros delegados proiraníes en la región se sumarían, y Hizbulá lo hizo. Pero Hizbulá está disuadido y no tiene interés de escalar el conflicto. También lo hicieron los hutíes. Pero la posibilidad de una guerra total es el escenario que temen todos los países de Oriente Medio.
¿Por qué atacaron entonces el consulado iraní en Damasco? ¿No temían que ese ataque pudiera obligar a Irán a responder?
No tengo nada que decir sobre este ataque. Israel no se atribuyó la responsabilidad.
Irán lanzó en la noche del sábado un ataque con 350 drones y misiles sobre territorio israelí. ¿Conocían los detalles de la ofensiva? ¿Les habían avisado sus socios de cómo se iba a dar?
No, solo conocíamos lo que vimos en las noticias uno o dos días antes, que Irán iba a atacar el fin de semana, pero sin saber exactamente cuándo. El sábado por la noche, el portavoz del Ejército israelí pidió a la gente que no se agrupara a partir de las 11 de la noche, que estuviera cerca de los refugios. La población de Israel entendió muy bien que se estaba esperando algo. Lo que aprendimos en la noche del sábado fue cuál es el tiempo exacto que tarda en llegar un ataque de Irán si se lanzan misiles de crucero, que son dos horas y media hasta que llegan a Israel; si son misiles balísticos, que son 11 minutos; y si son drones, que son ocho horas. Las primeras informaciones llegaron con el lanzamiento de los drones, entonces ya se supo más o menos a qué hora iba a ser el ataque. Nos imaginamos que el ataque no solo sería con drones, sino también con misiles, lo que se probó correcto. Pero tuvieron que lanzar los diferentes tipos de misiles en horas distintas para que alcanzaran juntos [territorio israelí]. Fue una maravilla, un éxito. Todas las capas de defensa del Ejército israelí funcionaron, y fue un reto muy grande por el número de misiles. Estamos hablando de más de 100 misiles de crucero, de una treintena de misiles balísticos y más de 100 drones, y todo junto para derribar a todos a la vez. El logro fue inmenso. No solo se utilizó a la Cúpula de Hierro, sino también el [misil] Arrow israelí y la Honda de David, que es un sistema de defensa de medio alcance. Muchos aliados, encabezados por Estados Unidos, Francia, Reino Unido y también países de la región, que es también algo sin precedentes, ayudaron en la defensa. Este ataque, que pudo terminar de otra forma absolutamente distinta, porque cubrió casi toda la superficie de Israel, nos acerca a una guerra regional.
¿Compartieron Estados Unidos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos información de inteligencia con Israel sobre el ataque que planteaba Irán? ¿Podemos hablar de un ataque en cierta medida acordado?
Es cierto que ha sido una coordinación muy buena, y creo que Arabia Saudí y Jordania también se expresaron muy claramente sobre que no iban a permitir una violación de su espacio aéreo.
Parecía un ataque coreografiado. Limitado, pero simbólico por el hecho de atacar por primera vez Israel desde suelo iraní.
No es limitado, no se puede decir eso cuando uno lanza cientos de misiles y drones.
Limitado en el sentido de que no hubo víctimas ni daños en infraestructuras críticas.
Solo por el éxito de la defensa, por eso digo que podría haber sido algo catastrófico, con daños mucho más grandes, ya que toda la superficie de Israel fue atacada.
¿No tienen la impresión de que Irán hubiera podido hacer más daño del que ha hecho si hubiera querido?
Estoy segura de que la intención de Irán fue causar un daño mucho mayor.
El Ejército israelí garantizó que respondería al ataque, aunque la misión de Irán ante la ONU dijo que la escalada puede darse por concluida. El gabinete de guerra se ha reunido para decidir el alcance. ¿Saben ya cómo será esa respuesta?
No sé qué se decidirá en el gabinete, lo único que puedo decir es que Israel se encuentra en una vecindad muy dura y difícil, y no puede dejar un ataque de esta magnitud sin respuesta. Dicho esto, claro que no queremos que se convierta en una guerra regional, y claro que buscaremos y lograremos dar con una respuesta que no nos lleve a una guerra regional.
¿Les sorprendió el apoyo de los Estados árabes? En concreto de los países del Golfo y Jordania, que derribó incluso algunos de los proyectiles lanzados contra Israel.
Lo que vimos en la noche del sábado es el potencial inmenso que hay en la región para conseguir unas alianzas sin precedentes. Espero que no se quede como algo potencial, sino que de verdad se convierta en una alianza más formal y estable.
¿Hasta qué punto podemos hablar de un frente antiiraní en la región?
Yo lo diría de otra manera: lo que hemos visto muestra que hay voluntad en la región de tener relaciones con Israel. Si pensamos que uno de los motivos de Hamás para atacar a Israel el 7 de octubre fue romper los lazos de Israel con otros países de la región, podemos decir que ha sido un fracaso.
¿Confían en avanzar en la normalización de las relaciones con Arabia Saudí?
Imagino que, en primer lugar, debemos de acabar la guerra en Gaza. Pero eso no pasará antes de que estén liberados los secuestrados. Todavía quedan 133 rehenes, parte de ellos sin vida, desafortunadamente. Es la primera etapa, pero por el momento las negociaciones con Hamás no han dado frutos. Y parece que Hamás piensa que tiene todo el tiempo del mundo y que cuenta con el apoyo de la opinión pública internacional.
Jordania derribó misiles iraníes dirigidos hacia Israel, pero su ministro de Exteriores, Ayman Safadi, considera que Netanyahu está tratando de aprovechar la escalada de tensiones con Irán para «desviar la atención» de lo que sucede en Gaza.
Son cuestiones de política interna que no voy a comentar. Estamos en una guerra en donde hay un consenso muy fuerte en Israel. El hecho de que haya un gabinete de guerra que incluye también a figuras de la oposición en Israel ya lo dice todo. No es solamente Netanyahu, sino el gabinete de guerra que maneja el conflicto con Hamás y las amenazas de Irán.
¿En qué estado están las negociaciones para un alto el fuego con Hamás?
No están suspendidas, pero sí en un callejón sin salida.
¿Cuáles son sus reclamaciones?
Israel ha mostrado con posiciones mucho más elásticas en esta negociación, pero Hamás regresa a posiciones muy duras. Habla ya de liberar a menos de 20 secuestrados. Eso no es aceptable para nadie en Israel. Hay que liberar a todos los rehenes, y, una vez liberados, ya habrá un alto el fuego, ya podremos avanzar. Pero antes de la liberación total de los secuestrados no podemos hablar de un alto el fuego.
¿Es optimista en relación con las negociaciones? ¿Se puede dar pronto un alto el fuego?
Ojalá, pero por el momento es difícil ser optimista.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) calcula que unas 800 mil personas se verían desplazadas si Israel decide entrar en Rafah. ¿Mantendrán sus planes a pesar de esta y otras advertencias?
En Rafah se encuentran los líderes de Hamás: Yahya Sinwar, Mohammed Deif y otros. En Rafah creemos que se encuentran también los secuestrados. Y en Rafah hay cuatro batallones de Hamás que todavía no están desmantelados. Esta es la motivación por la cual pensamos que continuar la guerra y llegar a Rafah es importante. Por supuesto, sabemos que hay un gran número de población civil que se encuentra en Rafah, y habrá que hacer todo lo posible para evacuarlos antes de que la operación empiece. Todavía no hemos tomado estas medidas, así que no se sabe cuándo entraremos en Rafah y qué pasará entonces. Si los rehenes están liberados antes y llegamos a un avance en las negociaciones, quizá no habrá operación en Rafah.
¿Existe la posibilidad de que el Ejército israelí no entre en Rafah? ¿Depende de las negociaciones con Hamás?
Pues sí.
El número de víctimas mortales en la Franja de Gaza se aproxima a los 34.000. ¿No está siendo una respuesta desproporcionada?
Según nuestras cifras, al menos 12.000 son de Hamás. Debemos tener mucho cuidado con los números. Sé que lo que se publica son los datos que vienen de parte de Hamás, porque ¿quiénes son los del Ministerio de Salud en Gaza sino gente de Hamás? Hamás tiene toda la motivación de publicar datos que sabemos que casi siempre no tienen nada que ver con la realidad, y hemos visto ya algunos casos. Ahora, por supuesto, no niego que hay víctimas civiles y hay muertos que son niños y mujeres y ancianos. No todo es culpa de Israel. Hay muchos casos en los que los civiles se encontraron entre Israel y Hamás por culpa de Hamás, porque Hamás no dejó que fueran evacuados. Y sabemos que una buena parte de los muertos son militantes de Hamás disfrazados de civiles. Ahora, en la Franja de Gaza se encuentran desplegados un número reducido de soldados israelíes. Lo que queremos asegurar es que la gente de Hamás no entre en el norte de la Franja de Gaza desde el sur, y por eso hay un corredor controlado por Israel. El número de personas que podrán regresar al norte de la Franja también es parte de las negociaciones. Es una tragedia lo que pasa con la población civil en Gaza. Hay también muertos, y muchos, en la parte israelí: más de 600 soldados han perdido la vida en esta guerra, y hay accidentes muy trágicos, como lo que pasó con los [voluntarios] de World Central Kitchen.
¿Cuál es el plan para el día después de la guerra?
No hemos llegado al día después, pero está claro para todos que Hamás no puede continuar mandando en la Franja de Gaza. Cualquier resolución no tendrá en cuenta a Hamás. Habrá que hacer todo lo posible para que la entidad palestina en Gaza y, por supuesto, en Cisjordania esté desarmada y desmilitarizada. Y habrá que tener un cambio total en la mentalidad, porque lo que hemos visto entrando en Gaza fue que el programa de educación en las escuelas de la UNRWA [la agencia de la ONU para los refugiados palestinos] está lleno de discursos de odio y antisemitismo.
Algunas voces del Gobierno israelí han rescatado la idea de recuperar los asentamientos en Gaza para el día después. ¿Contemplan ese escenario?
No, no es una opción. Aquellas voces no son las que deciden en Israel. Deciden el primer ministro Netanyahu y el gabinete de guerra. Israel no tiene ninguna intención de quedarse en Gaza. El hecho de que haya ahora muy pocos efectivos del Ejército israelí en la Franja, en comparación con las fuerzas que hemos tenido hace algunos meses, ya implica que no tenemos esa intención.
En enero, el máximo tribunal de la ONU pidió a Israel medidas urgentes para evitar un genocidio, y hace tres semanas insistió en este punto y advirtió del riesgo de hambruna. ¿Qué medidas han aplicado en este sentido?
Israel cumple con estas decisiones. En cuanto a la hambruna, es algo que en realidad no existe en Gaza. En las últimas semanas también se han hecho esfuerzos más grandes para que entre más ayuda humanitaria. Empezamos a utilizar el puerto de Ashdod para recibir la ayuda humanitaria y luego pasarla. Y hay dos pasajes, Nitsana y Kerem Shalom, que funcionan. También hay que entender que toda la ayuda que llega a la Franja por parte de diferentes países, incluso Jordania, Emiratos, Estados Unidos y otros países europeos, está coordinada con Israel. Y estamos trabajando también con oenegés que sabemos que son capaces de distribuir toda la ayuda de manera que no llegue a manos de Hamás.
¿Por qué momento pasa la relación bilateral con España después de los cruces de acusaciones entre usted y miembros del Gobierno? En noviembre llegó a ser llamada a consultas.
España está liderando un esfuerzo que nosotros consideramos inoportuno.
Se refiere a la decisión de reconocer el Estado palestino en el seno de la Unión Europea.
No hay de facto un Estado palestino. Solamente se establecerá a través de negociaciones directas con Israel. Es muy difícil ver el sentido de esta iniciativa, así que los dos Gobiernos discrepan aquí en cómo vemos las cosas. Es cierto que España, junto con todos los países de la Unión Europea, ha condenado el ataque de Irán y reconoce nuestro derecho a defendernos. El Gobierno español tampoco olvida cómo empezó esta guerra: ha condenado el ataque del 7 de octubre y defiende la liberación de los secuestrados sin condiciones. Pero no es de recibo hablar de un Estado palestino mientras Hamás está en la Franja de Gaza y controla lo que va a pasar y es parte de la negociación para llegar al final de este conflicto.
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