Siria
Renzi sitúa a la inmigración como prioridad de su Presidencia europea
«Europa es el lugar de la esperanza». Con estas palabras Matteo Renzi celebraba el semestre de Presidencia italiana de la Unión Europea, que comienza hoy. Era uno más de los titulares que el jefe de Gobierno de Roma utilizaba para exaltar esta «ocasión que no podemos perder» para lograr que Italia vuelva a los puestos de cabeza de la UE. Según explicaba, lo primordial ahora en el Viejo Continente es que la «generación Erasmus», a la que él dice pertenecer, invite a pensar a sus hijos que está en sus manos un futuro diferente, en el que «pueda realizarse el sueño de los Estados Unidos de Europa».
Tal vez Renzi consiga convencer a sus compatriotas con sus palabras, pero a día de hoy para quien Europa simboliza realmente una esperanza es para las decenas de miles de inmigrantes que esperan su momento para cruzar el Mediterráneo y desembarcar en la costa siciliana. Son en su mayoría personas que huyen de las guerras y de la miseria. Siria, Eritrea, Somalia, Mali, Nigeria o Burkina Faso son en la mayoría de las ocasiones sus naciones de origen. En lo que va de 2014 ya han llegado al sur de Italia más de 67.000 indocumentados. Durante todo el año pasado, fueron 43.000 los indocumentados que arribaron a través del Mediterráneo.
La cifra está llamada a seguir subiendo, pues en las últimas semanas el flujo se ha hecho aún más constante. Sólo durante el pasado fin de semana fueron socorridos 5.000 inmigrantes por la Marina italiana, desplegada en el Canal de Sicilia en el operativo «Mare Nostrum» desde que el pasado octubre murieran 366 personas frente a la isla de Lampedusa. Pese a todo, esta misión no ha conseguido acabar con todas las muertes: 30 inmigrantes fueron hallados sin vida en la noche del domingo. Fallecieron aparentemente por asfixia, pues viajaban hacinados en un viejo pesquero de 30 metros de eslora con otros 570 indocumentados.
Estos continuos dramas han llevado a Renzi a plantear que uno de los grandes temas de debate durante el semestre de Presidencia italiana sea precisamente la inmigración. Roma quiere que el resto de países de la UE arrime el hombro para controlar el Mediterráneo, insistiendo en que no puede llevar sola el peso del operativo «Mare Nostrum», que le cuesta alrededor de 10 millones de euros al mes. Hasta ahora sus demandas no han sido escuchadas: las naciones septentrionales insisten en que es a ellas a donde acaba dirigiéndose la mayoría de los inmigrantes.
Italia también pretende que durante su Presidencia sea un pilar importante conseguir que la UE otorgue una mayor flexibilidad en el Pacto de Estabilidad para aquellos países que pretendan contener su gasto público, pero en plazos menos estrictos que faciliten la salida de la crisis.
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