Armas
Récord de tiroteos en el año más sangriento en Estados Unidos
Los dos últimos en Texas y en Washington han hecho saltar las alarmas y puesto sobre la mesa el debate de las armas
El año 2023 está a punto de terminar y Estados Unidos lo cerrará con un triste récord de tiroteos masivos, 38 más que en 2022, entendiendo por masivo cuando resulta en al menos cuatro víctimas sin incluir al autor. Según Gun Violence Archive, en lo que llevamos de año se han registrado 630, es decir, más de un tiroteo múltiple por día. La cifra se ha hecho pública tras otros dos trágicos tiroteos registrados durante el fin de semana con pocas horas de diferencia. Uno en Texas y otro en Washington, con cuatro y cinco muertos, respectivamente.
La terrible cifra vuelve a poner encima de la mesa el eterno debate sobre el control en el uso de armas de fuego en Estados Unidos, un país donde éstas superan al número de habitantes, y con unas cifras que cortan la respiración: han muerto más de 272 niños con edades entre los 0 y los 11 años en 2023. La última víctima se ha registrado en Dallas: se llamaba Logan de la Cruz y tenía tan solo un año.
En 2020, hubo 610 tiroteos masivos, y el último récord data de 2021, que acabó con 690. En el 60% de los casos, el autor conocía a sus víctimas. Hay ciudades que siguen vistiendo luto por sus seres queridos, como la pequeña localidad de Uvalde (Texas) donde en mayo de 2022 Salvador Rolando, un joven de 18 años mató a 21 personas, dos profesoras y 19 menores de entre siete y 10 años en su propia escuela. O el que ocurrió en octubre en Lewiston (Maine), el más mortífero del año con al menos 18 muertos y 13 heridos. El tirador huyó y el FBI lo estuvo buscando durante varios días con una población en vilo y encerrada en sus casas aterrada porque se desconocía el paradero del sospechoso. Lo encontraron muerto con una herida de bala autoinfligida cerca del lugar de los hechos.
Cuatro de cada diez hogares en Estados Unidos tienen un arma de fuego, y un 32% de los ciudadanos asegura ser dueño de una, según un estudio del Instituto Pew. Los llamamientos a una reforma en materia de control de armas son constantes, sobre todo desde el lado demócrata. Se han convertido en una rutina tal, que poca atención se les presta y las soluciones no acaban de llegar.
Se consiguen «parches temporales» como la Oficina de Prevención de la Violencia Armada que fundó la Casa Blanca en septiembre para tratar de reducir las trágicas cifras de fallecidos. «Si los miembros del Congreso se niegan a actuar, entonces necesitamos elegir miembros del Congreso que actúen, demócratas o republicanos», aseveró el presidente Joe Biden en su discurso de inauguración de la nueva demarcación. Algunos senadores se unieron este mes para introducir una nueva medida que controle el tamaño de los cargadores de armas de fuego e imponga mayores restricciones de compra.
Además, los demócratas llevan años presionando en el Congreso para renovar la prohibición de armas de asalto que expiró en 2005, pero no han tenido ningún apoyo por parte de los republicanos. De hecho, este tipo de armas son las más fáciles de adquirir. En la mayoría de los estados se pueden conseguir tras cumplir los 18 años –eso sí, comprar alcohol no está permitido antes de los 21–. La tristemente famosa AR-15 o también conocida como rifles de asalto o de alta capacidad por su letalidad son además las más usadas en los tiroteos múltiples. Posee un equipamiento extra que le permite disparar muchas más balas sin necesidad de recargar el rifle. Por eso muchos legisladores se centran en limitar su venta y acceso.
El problema es que cada estado tiene sus propias leyes en la regulación de armas de fuego. Y mientras que en Nueva York está prohibido su uso y compraventa a menos que la persona posea una licencia de armas, en estados como Maine no se requiere verificación de antecedentes ni muchas licencias para ni siquiera portar un arma. En cambio, en California tienen una de las leyes más estrictas del país en materia de armas de fuego.
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