Magreb
¿Por qué Marruecos y Argelia se llevan tan mal?
Los dos países compiten por el control económico y militar del Magreb
Los pueblos de Argelia y Marruecos comparten el mismo idioma, cultura y religión, pero sus sistemas políticos y los vaivenes de sus gobiernos desde la descolonización en los años sesenta del siglo pasado los han distanciado y convertido en rivales -y también en enemigos- a todos los niveles, desde lo económico al ámbito militar. Los dos aspiran a convertirse en el hegemón del Magreb a costa del vecino tejiendo alianzas estratégicas muy diferentes tanto en la Guerra Fría como en la actualidad.
El asunto más divisivo ha sido el reconocimiento de Argel del Frente Polisario y de un Sáhara independiente constituido en nación, un escenario inimaginable en el reino alauí, que vio reconocida su soberanía sobre este territorio por parte de Estados Unidos (2020) y España (2022). El gobierno argelino ha acusado en el pasado a Rabat de expansionista y de intentar recuperar sus áreas tradicionales de influencia en una disputa que tiene mucho que ver con las fronteras artificiales trazadas al final del periodo de la descolonización. Las reclamaciones de ambos estados estalló en la Guerra de las Arenas en 1963, que lejos de zanjar las disputas fronterizas no hizo sino intensificar el conflicto del Sáhara Occidental.
Pero no siempre hubo una rivalidad a cara de perro. "Cuando participaron en una lucha compartida contra la Francia colonial y la frontera de Marruecos sirvió como base de retaguardia para el Frente de Liberación Nacional argelino, sus trayectorias parecían entrelazadas. Hasta la independencia de Argelia, las élites de los dos países tenían relaciones estrechas e incluso lazos familiares", recuerda el periodista Ilhem Rachidi en un artículo para el Carnegie Endowment for International Peace.
Desde 1994, cuando se produjo un atentado terrorista en un hotel de Marrakech, la frontera terrestre entre ambos países está cerrada a instancias del régimen argelino, una decisión irreversible hasta el día de hoy. Los jefes de Estado no han mantenido conversaciones oficiales desde que Mohamed VI y el fallecido Bouteflika se reunieron en 2005 en la Cumbre de la Liga Árabe en Argel.
Pero también hay otros factores que explican cómo se ha llegado a la escalada de tensión, visible en decisiones comerciales y militares. El último golpe lo dio Argel al vetar la entrada en el país de mercancías que hayan pasado previamente por puertos marroquíes, en un gesto interpretado en Marruecos como un intento de beneficiar a los puertos españoles en pleno deshielo en la relación entre Madrid y Argel.
En el terreno militar ha habido recientemente varios momentos delicados. Argelia acusó a sus vecinos en 2021 del “asesinato cobarde” de tres transportistas argelinos en una ruta dentro del territorio del Sáhara Occidental. El conflicto de baja intensidad ha llevado a los dos países a aumentar su presupuesto en defensa. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar de ambos los dos vecinos representa el 74% en el norte de África. Argelia aprobó un aumento del gasto militar del 15,6% del PIB, muy por encima de la mayoría de los países no solo de su entorno sino a nivel global. Cabe recordar que España no llega aún al 2% del PIB que le exige la OTAN. Argelia destina actualmente a sus fuerzas armadas unos 9.100 millones de dólares, mientras que Rabat asigna 5.000 millones de dólares.
En el terreno diplomático, Marruecos ha logrado en los últimos años un mayor compromiso de Estados Unidos y la Unión Europea, así como Israel, con el que mantiene un acercamiento diplomático y comercial desde que en diciembre de 2020 normalizaran relaciones gracias a los Acuerdos de Abraham impulsados por el entonces presidente Donald Trump, justo un mes después de que el Frente Polisario considerase roto el alto el fuego que había mantenido con Marruecos desde 1991. La cooperación entre ambos les llevó a firmar un acuerdo militar sin precedentes en el mundo árabe.
Observadores aseguran que Marruecos ha avanzado en el pasado hacia la reconciliación y ha pedido el diálogo y la apertura de la frontera, pero los gobernantes argelinos, acuciados por crisis políticas internas "no están demostrando ninguna voluntad o interés político en la reconciliación", asegura Rachidi.
En 2021, Argelia anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Marruecos, una posición calificada de "absurda" y fundada en "pretextos falsos e injustificados". La tensión escaló después con la decisión de Argelia de cerrar su espacio aéreo a los aviones marroquíes y cortar el gasoducto euromagrebí que suministraba gas natural a España a través del territorio marroquí, a modo de presión contra su vecino del oeste y en un intento para recuperar su influencia diplomática en la región, perdida durante los años de enfermedad del expresidente Buteflika.
Las tensiones alcanzaron otro punto caliente cuando el embajador marroquí ante la ONU llegó a invocar el 15 de agosto de 2023 que la minoría de la región argelina de la Cabila tiene derecho a la autodeterminación. Argel siempre ha rechazado cualquier afán independentista en Cabilia, una región de habla bereber.