Asia
Xi Jinping traza una hoja de ruta para la modernización de China con la seguridad como piedra angular
El Comité Central del PCCh destierra a Li Shangfu Qin Gang, los exministros de Defensa y Exteriores envueltos en casos de corrupción
El líder chino, Xi Jinping, está desplegando una serie de reformas que determinarán la trayectoria de crecimiento de la segunda mayor economía del mundo, al tiempo que la cúpula del Partido Comunista de China (PCCh) concluía este jueves una importantísima reunión política de cuatro días en Pekín. El «reformista supremo» ha instado a mostrar «una fe y un compromiso inquebrantables» con su estrategia de gran envergadura para determinar el plan de desarrollo durante la próxima década, incluso cuando los bancos de inversión internacionales han recortado sus previsiones de crecimiento para el gigante asiático. Entretanto, este hermético cónclave anunció la reestructuración del Comité Central, la máxima autoridad del PCCh, con la salida de otros tres miembros acusados de corrupción.
El 20º Comité Central del Partido Comunista del PCCh cuenta con 205 miembros elegidos por cinco años y 171 suplentes sin derecho a voto. En este encuentro de alto nivel, se hizo un llamamiento a todo el país para mantenerse firmemente unido bajo el liderazgo del camarada Xi Jinping. Los altos funcionarios exhortaron a las fuerzas armadas, a las diversas etnias y a todo el pueblo a izar bien alta la bandera de la reforma y la apertura, aunando sus esfuerzos con espíritu emprendedor. El objetivo es «lograr convertirse en una gran potencia socialista moderna en todos los aspectos para 2049, impulsando así el rejuvenecimiento integral de la nación».
El Partido Comunista en el poder publicó el jueves un amplio comunicado, redactado en un lenguaje vago y críptico, que ofrece una primera visión de lo que unos 400 funcionarios debatieron a puerta cerrada durante esta semana. Habitualmente, el documento se completa días después con un informe más detallado.
Desde 1982, el politburó del PCCh y su comité suelen convocar siete plenos cada cinco años. El primero y el segundo se centran en los nombramientos de los altos cargos del partido y en la reestructuración de las instituciones gubernamentales. Por su parte, el tercero introduce las principales iniciativas políticas para los próximos cinco a diez años. En 1978, el tercer pleno del 11º Comité Central del PCCh dio un giro decisivo al país, que pasó de lidiar con la agitación de la Revolución Cultural a introducir la monumental reforma económica y apertura de Deng Xiaoping, un proyecto político que cambió la China moderna. Desde entonces, la dirección del partido ha querido aprovechar esta reunión en concreto para desvelar grandes iniciativas políticas.
En la misma convocatoria de 2013, Xi esbozó ambiciosas reformas que incluían una mayor relajación de la política del hijo único y el fomento de la inversión privada en empresas estatales. Desde entonces, las crecientes tensiones geopolíticas han cambiado las prioridades de los máximos dirigentes chinos, que están poniendo mayor énfasis en la seguridad nacional.
La tradición sugiere que este conclave debería haberse producido a finales de 2023, pero se retrasó debido a una serie de investigaciones disciplinarias y a la incertidumbre sobre cómo responder a una recuperación de la pandemia, más débil de lo esperado.
En esta ocasión, el Comité Central se comprometió a profundizar en las reformas militares chinas, «mantener el liderazgo del partido sobre el Ejército Popular de Liberación (EPL) y proporcionar garantías efectivas para lograr la modernización militar y potenciar la defensa nacional», sin mencionar la represión de la corrupción militar.
Este movimiento forma parte de la controvertida campaña anticorrupción liderada por Xi, quien ha centrado sus esfuerzos en depurar los altos escalafones del Partido y el aparato estatal de elementos considerados díscolos o contrarios a su liderazgo. El medio estatal Xinhua anunció el jueves la expulsión de dos altos mandos militares por «graves violaciones de la disciplina y la ley», un eufemismo para referirse a actos de corrupción. Los cesados son Li Shangfu y Li Yuchao, este último excomandante de la Fuerza de Cohetes del EPL. Ambos han sido destituidos de sus puestos en el Comité Central del Partido.
Por su parte, el también exministro de Asuntos Exteriores Qin Gang ha presentado su dimisión, si bien se mantiene como miembro del Partido Comunista. Qin, de 58 años, fue destituido abruptamente en julio del año pasado tras siete meses en el cargo, y desde entonces no se le ha visto en público tras rumores de una relación extramatrimonial. Cuando fue nombrado en diciembre de 2022 se convirtió en uno de los cancilleres más jóvenes de su país, con un ascenso meteórico que los analistas atribuyeron en parte a su cercanía al todopoderoso líder. La reciente oleada de purgas, desapariciones y muertes misteriosas de funcionarios está haciendo que el régimen comunista resulte peculiar.
Esta hermética asamblea se celebró en un contexto cada vez más desafiante y complejo, tanto dentro como fuera del país. Esta semana se dieron a conocer unas cifras de crecimiento económico inferiores a las previstas para el primer semestre del año, lo que llevó a algunos bancos de inversión a recortar sus previsiones de alza anual para la segunda mayor economía mundial. La Oficina Nacional de Estadística china reportó recientemente que la segunda economía mundial creció un 4,7% en el segundo trimestre de 2023 en comparación con el año anterior. Este resultado se sitúa por debajo del 5,3% registrado en el trimestre anterior y de las estimaciones de los expertos.
Los dirigentes chinos se comprometieron el jueves a modernizar el complejo industrial, apoyar la demanda interna, reducir los riesgos asociados a la deuda y la propiedad y aplicar reformas presupuestarias y financieras, informaron los medios de comunicación estatales. Pekín también quiere mejorar los mecanismos de seguridad social, sanidad y distribución de la renta, y aplicar reformas agrarias, según la agencia Nueva China, que cita las actas de la reunión quinquenal.
La economía china continúa enfrentando retos importantes, sobre todo si se compara con los más de 30 años de sólido crecimiento iniciados durante el Gobierno de Deng Xiaoping. Si bien las políticas impulsadas por Xi buscan fortalecer la posición estratégica del país, estas no parecen estar proporcionando beneficios tangibles a la ciudadanía de a pie. Por el contrario, numerosos residentes luchan contra la caída de los precios de la vivienda, el incremento del costo de vida y el desempleo. Analistas señalan que el énfasis del Gobierno en políticas que otorgan al país mayores ventajas a nivel global no se ha traducido en una mejora significativa de las condiciones económicas de la población. Esta situación genera creciente inquietud y descontento entre amplios sectores sociales, que reclaman un mayor enfoque en las necesidades y el bienestar de las familias chinas.
Precisamente, el sector inmobiliario, pilar crucial de la economía, continúa retrocediendo con un descenso del 25% en las ventas totales de nuevos edificios comerciales durante el primer semestre. Asimismo, las ventas al por menor de junio cayeron un 0,12% respecto a mayo, reflejando la débil confianza de los consumidores. Estos datos apuntan a que China podría tener dificultades para alcanzar su objetivo de crecimiento del PIB anual, situado alrededor del 5%. Sin embargo, el país logró generar un superávit comercial récord de casi 100.000 millones de dólares en junio, gracias a las exportaciones de productos manufacturados.
Analistas señalan que la amenaza de un posible endurecimiento de las barreras comerciales, especialmente si Donald Trump es reelegido presidente de Estados Unidos, ejerce presión sobre los líderes chinos. La perspectiva de que Trump vuelva a la Casa Blanca ha hecho temer que se adopte una política más dura hacia China, en un momento en que la Unión Europea también está intensificando la presión sobre Pekín.