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Parlamento Europeo

Miguel Arias Cañete: «Hay que jugar un papel clave en esta crisis de integración»

Tras el desembarco de Trump y en un momento de fuerte debate sobre el futuro del proyecto comunitario, el comisario de Energía y Cambio Climático nos recibe en su despacho del edificio Berlaymont en Bruselas.

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Tras el desembarco de Trump y en un momento de fuerte debate sobre el futuro del proyecto comunitario, el comisario de Energía y Cambio Climático nos recibe en su despacho del edificio Berlaymont en Bruselas.

Tras el desembarco de Trump y en un momento de fuerte debate sobre el futuro del proyecto comunitario, el comisario de Energía y Cambio Climático nos recibe en su despacho del edificio Berlaymont en Bruselas.

«Hay que jugar un papel clave en esta crisis de integración»

–Los datos de crecimiento económico y creación de empleo son muy positivos en la economía española, lo que quiere decir que las reformas estructurales están dando resultados. Estamos en un escenario muy distinto que en épocas anteriores. Creo que el Gobierno está desarrollando una hoja de ruta que le permite cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que es lo que quieren nuestros socios europeos. Cuando un país cumple sus compromisos europeos es un país respetado y puede jugar un papel más importante. El presidente Rajoy acudirá a la cumbre en Versalles por François Hollande. España puede y debe jugar un papel importante en un momento complicado en la integración europea.

–¿No cree que España está infrarrepresentada en los puestos clave?

–Los funcionarios españoles están desempeñando puestos de responsabilidad. El peso de los directores generales españoles está aumentando, el peso de mujeres españolas en órganos clave también está aumentando. Es muy importante que en la institución que tiene la iniciativa legislativa esté empezando a haber más funcionarios españoles en estos puestos.

–Ahora los datos entre España y Bruselas vuelven a no coincidir, aunque el tono se ha rebajado. No cree que de cara a 2018, cuando las cifras de crecimiento dejen de ser tan buenas, ¿el ala dura puede volver a resurgir?

–En los colegios de comisarios hay debate, distintas sensibilidades, pero la decisión es política. Los nórdicos tienes una sensibilidad, los mediterráneos otra, pero de ahí se llega a un consenso político a Veintiocho. Eso es lo fundamental. ¿Qué puede ocurrir el año que viene? Vamos a ver las desviaciones presupuestarias, la creación de empleo, vamos a ver si las reformas estructurales se siguen aplicando. En la posición del Parlamento español sobre las reformas estructurales hay muchas incógnitas, pero en definitiva, las perspectivas de crecimiento son estimaciones.

–¿Cuál es el papel de España en la nueva Europa a Veintisiete?

–Yo creo que España puede jugar un papel esencial. Es un país con capacidad de aglutinar la sensibilidad mediterránea. Está llamada a jugar en todos los campos (perspectivas financieras, reforma política agrícola, profundización del euro) y creo que así está presente en el diseño que ha hecho Rajoy en el ministerio de Exteriores y de la Secretaría de Estado.

–Pero todo indica que en la conmemoración del Tratado de Roma va a haber una apuesta por una Europa de dos velocidades...

–Ahora ya existen cooperaciones reforzadas en el Tratado, pero el proyecto europeo hay que hacerlo a Veintisiete. La grandeza del proyecto europeo es que tenemos un mercado de 500 millones de habitantes con mecanismos de cohesión y solidaridad interterritorial, con espacio de Schengen... Esa es la grandeza del proyecto europeo con sus valores comunes de libertad democracia y respeto al Estado de Derecho.

–¿Espera entonces un impulso decisivo a partir de marzo?

–Espero que en Roma haya acciones importantes que den impulso al proyecto de integración. Es magnífico que un continente asolado por las guerras, con enfrentamientos por las materias primas, por racismo, por xenofobia... Tengamos sesenta años de paz, libertad, solidaridad, democracia... El balance europeo es de éxito, probablemente los europeos no seamos conscientes de lo que hemos construido. Desde fuera se aprecian mejor los esfuerzos de la UE que desde dentro cuando existen movimientos euroescépticos que no son conscientes de los beneficios de la pertenencia a la UE.

–¿Por qué esto no se percibe?

–Vivimos una grave crisis económica y financiera en 2008, en determinados extractos de la sociedad agravó diferencias. Hemos tenido problemas de terrorismo e inmigración en países que no estaban acostumbrados. España tuvo que afrontar en solitario los flujos migratorios en el pasado. Esto lleva a una inestabilidad, sensación de inseguridad... La gente se vuelve hacia el Estado nacional y es todo lo contrario: cuando hay grandes problemas no se resuelven a nivel nacional. Es imposible resolver un problema de inmigración en la UE o de terrorismo o defensa actuando solos. Hay que compartir información y optimizar recursos.

–Pero, ¿qué errores se han cometido?

–Uno de los objetivos de la Comisión Juncker está siendo desarrollar un pilar social. El presidente es muy consciente de que cuando aplicamos ajustes fiscales, el impacto social debe ser analizado. Es fundamental el pilar social como contrapeso.

–¿Hay temor en los pasillos comunitarios de que Le Pen sea la nueva presidenta de Francia?

–La CE trabaja con gobiernos de todo tipo de ideologías. Es evidente que las campañas electorales no son neutras respecto a la UE y que cuando hay candidatos que llevan en su programa la salida del euro hay un cierto elemento de preocupación adicional.

-¿Pero no pánico?

-(Risas) Pánico en esta casa no hay nunca, sino atención especial a determinados problemas. Es evidente que tenemos un año muy complicado,

habrá que empezar a negociar el bréxit, la salida de Reino Unido es muy compleja (también en el ámbito de la energía con la salida del Euratom,

que yo tendré que gestionar). Hay elecciones en Holanda, Francia y Alemania dónde hay partidos políticos que no comparten el idea de la

construcción europea a pesar de que se tratan de tres países del núcleo duro fundacional, lo que más llama la atención. Bruselas no puede

intervenir en las campañas electorales, pero si alertar sobre los riesgos del populismo.

–¿Está preocupado por la política de Trump sobre cambio climático?

- De momento hay que ser prudentes, todavía EEUU no ha tomado ninguna decisión de carácter complejo o irreversible en mi ámbito y por lo

tanto: prudencia. Lo que estamos esperando es que se designe las personas directamente responsables de las políticas que nosotros llevamos. Todavía hay muchos escalones de la administración que no han sido ocupados y EEUU no ha tomado decisiones fundamentales. Es verdad que hay preocupación en el mundo sobre el papel de EEUU en el marco de la convención del cambio climático o del acuerdo de París pero no se ha

producido un resultado como el de la cumbre de Marrakesh en la que EEUU abandonó el protocolo de Kioto y otros como Rusia y Japón le secundaron. La UE está reforzando sus contactos con agentes fundamentales en la lucha contra el cambio climático: iré a Canadá en las próximas semanas y

también a China para intentar desarrollar una cooperación más estrecha porque es fundamental que haya un liderazgo mundial de los países con

más capacidad tecnológica y de desarrollo de energías limpias en las difíciles negociaciones en Bonn en 2017 y Polonia en 2018, que serán

determinantes para desarrollar el acuerdo de París.

- La relación con la administración Trump es escasa, entonces

-No es tan escasa como era intensa en el pasado, pero eso es normal porque en EEUU hay cambios en todos los niveles. Por eso, hay que

empezar desde cero a reconstruir.

-Tiene previsto un viaje a EEUU

-Sí, lo tengo previsto en cuanto tenga una agenda lo suficientemente solida. No hay que viajar por viajar. Será lo antes posible, en cuanto

tengamos los interlocutores.

-¿Cree entonces que hay un riesgo de amenaza real de que EEUU abandone el acuerdo de París?

- Ni creo ni dejo de creer, pero tenemos la experiencia histórica de cuando EEUU abandonó y dejó solo a los europeos en el cumplimiento del

protocolo de Kioto. Para los europeos fue muy positivo porque desarrollamos nuestras energías renovables y aumentamos nuestra eficiencia energética, redujimos nuestras emisiones y demostramos una cosa muy importante: que se pueden reducir emisiones en un 26% y crecer un 50%. Luego los EEUU tuvieron que volver a las negociaciones climáticas.

-¿Pero una alianza con China no puede conllevar una rebaja de los estándares?

- China es uno de los países con más niveles de inversión de renovables en baterías y a la cabeza de paneles solares. Eso sí, debe llegar a un

compromiso en la reducción de emisiones y tiene problemas de calidad del aire que está haciendo que los responsables políticos le den respuestas.

China es el país con más nivel de emisiones en el mundo pero también dispone de la tecnología para reducirlas.

¿Puede EEUU arrastrar a otros países si abandona el marco de París?

La sensación en Marrakesh (cumbre mundial de cambio climático en noviembre pasado) fue que todo el mundo está dispuesto a seguir adelante. Estamos en una época en la que hay conciencia de que la lucha contra el cambio climático es uno de los mayores desafíos que tiene planteado la humanidad. El hecho de que países como China estén comprometidos es importante. Es verdad que en el caso de China el descenso máximo de su cuota de emisiones no llegará hasta el 2030, pero el deseo de la UE es que haya un punto de inflexión antes.