Al menos 25 muertos en Nagorno Karabaj

La guerra ha vuelto a la región de Nagorno Karabaj. Una vez más, el Ejército de Azerbaiyán ha comenzado su ofensiva sobre la zona con una versión oficial que hablaba de la puesta en marcha de una “operación antiterrorista”. A primera hora de la mañana, Stepanakert, capital de esta región separatista, y poblaciones cercanas se despertaban bajo intensos bombardeos lanzados desde el país vecino, según anunciaban fuentes oficiales de etnia armenia en esa zona. Las primeras evaluaciones contabilizaban, de manera provisional, con 25 muertos, entre ellos dos civiles y más de 130 heridos.

El defensor de los derechos de esta región, Gegham Stepanyan, afirmaba en redes sociales que los principales daños se habían registrado en infraestructuras civiles, principales objetivos de los ataques. A pesar de lo publicado, el ministerio de Defensa de Azerbaiyán aseguraba que sus hombres solo estaban atacando “objetivos militares legítimos". Sin embargo, organismos oficiales de etnia armenia en Nagorno Karabaj afirmaban que las tropas de Bakú estaban intentando adentrarse en su territorio, que actualmente se encuentra controlado por población de etnia armenia. Estas fuentes hablaban de una resistencia a dicha ofensiva, que podría haberse preparado durante las últimas semanas.

Esta región, situada en territorio de Azerbaiyán, se encuentra poblada por armenios que han luchado desde el final de la Unión Soviética por la independencia de la zona, ayudados por el gobierno de Armenia. El gobierno de Armenia ha recibido durante las últimas horas el apoyo de numerosos países, entre ellos Francia, socio estratégico y que cuenta con una gran comunidad de emigrantes armenios, llegados desde hace varias generaciones. El presidente galo Emmanuel Macron informó ayer al primer ministro armenio, Nikol Pashinian, a través de una llamada telefónica que planea convocar una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar esta ofensiva llevada a cabo por Azerbaiyán.

Según un comunicado publicado por el Gobierno armenio, "se ha discutido la situación en Nagorno Karabaj después del ataque a Azerbaiyán. Ambas partes enfatizaron la inadmisibilidad del uso de la fuerza y la necesidad de utilizar mecanismos internacionales para reducir la escalada". Desde la parte atacante se acusa a Armenia de apostar tanques y tropas en la región, a pesar de que desde Ereván mantienen que habían retirado a todo el ejército que se encontraba allí desde que terminara la guerra en 2020. A última hora de este martes había bajado considerablemente la intensidad de los ataques azeríes en la zona, mientras que desde el ministerio de Defensa de Ayerbaiyán publicaban vídeos en los que se podía apreciar el resultado de su ofensiva, mostrando la destrucción de refugios y equipos de combate.

Según el gobierno de Bakú, el objetivo de los ataques de ayer no era otro que el de "restaurar el orden constitucional" y expulsar a las unidades militares armenias que se encontraban de manera ilegal en esa región separatista. En unas declaraciones a la agencia Reuters, Hikmet Hajiyev, asesor de política exterior del presidente Ilham Aliyev afirmó que "la intención de Azerbaiyán es cerrar un capítulo de animosidad y confrontación (...) Ya es suficiente. No podemos tolerar más tener fuerzas armadas de este tipo en nuestro territorio y también una estructura que, a diario, desafía la seguridad y la soberanía de Azerbaiyán".

El papel de Rusia en el conflicto siempre ha sido el de mediador entre ambos países, llegando a poner de acuerdo a Armenia y Azerbaiyán en 2020. Tras el cese de las hostilidades se ha vivido en la zona una calma tensa que no ha llegado a más debido al envío de tropas de paz llegadas desde Moscú y que se encuentran desplegadas en Nagorno Karabaj. Ha sido precisamente Rusia quien ha avisado de la nueva ofensiva de Bakú. Fuentes del Kremlin han mostrado su preocupación por lo sucedido, haciendo un llamamiento a ambos gobiernos para que comiencen conversaciones que lleven al final de esta situación.

La región de Nagorno Karabaj, reconocida internacionalmente como territorio de Azerbaiyán, posee una población mayoritariamente de origen armenio que nunca ha reconocido el control del gobierno de Bakú. En 1991, después de la URSS, la zona declaró su independencia, contando desde entonces con un gobierno autónomo apoyado desde Armenia, política y militarmente. Desde entonces, el conflicto militar ha vivido momentos de máxima tensión que han convertido la zona en uno de los puntos más calientes del Cáucaso. Azerbaiyán siempre ha tenido el apoyo incondicional de Turquía, enemigo histórico de Armenia, que continúa negando el genocidio armenio, que tuvo lugar entre 1915 y 1923, en que murieron entre uno y dos millones de personas.