Meloni pide asistencia a las ONG en plena avalancha migratoria

Una avalancha migratoria ha sacudido Italia en cuestión de 10 días. Sólo en las últimas 24 horas han llegado a sus costas un total de 3.000 nuevos migrantes. En concreto, a los puertos de Lampedusa y Porto Empedocle, en el sur de Sicilia, donde atracó el velero Astral de la ONG española Open Arms. Una embarcación de esta ONG llevó a cabo 15 operaciones de rescate. Mientras, la Guardia Costera italiana recuperaba este domingo un cadáver de un naufragio en las proximidades de la isla rocosa de Marettimo.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha exigido en repetidas ocasiones al Túnez de Kais Saied, con quien ha firmado varios acuerdos en esta materia, que pusiera fin al goteo de embarcaciones que zarpan desde sus costas. Ahora, en pleno aumento del fenómeno migratorio, Meloni se ha visto prácticamente obligada a pedir asistencia a las oenegés para atender varias emergencias. Una medida que choca con su marcada agenda de Gobierno antiinmigración.

La semana pasada, un buque mercante recogió a cuatro supervivientes que se encontraban a la deriva en una embarcación de contrabandistas sin motor. Los supervivientes relataron cómo fueron arrojados al mar por las olas y cómo 41 de sus compañeros de travesía no sobrevivieron. Habló el Papa Francisco al saludar al público el domingo en la Plaza de San Pedro. «Con dolor y vergüenza, debemos decir que desde el comienzo del año, casi 2.000 hombres, mujeres y niños han perdido la vida en el mar tratando de llegar a Europa», dijo el Pontífice, refiriéndose al número de muertos conocidos citados en los últimos días por las agencias de la ONU. «Es una herida abierta en nuestra humanidad».

Desde el viernes, los inmigrantes rescatados de más de 60 embarcaciones desembarcaron en la isla de Lampedusa, entre ellos unas 400 personas a primera hora del domingo. Esas llegadas elevaron a 2.000 el número de solicitantes de asilo en la residencia temporal de inmigrantes de la isla, que se supone que no puede albergar a más de 450, según Pierluigi De Ascentiis, miembro de la Cruz Roja Italiana.

En Pantelleria, una isla árida conocida por sus casas de vacaciones VIP, 250 migrantes pusieron pie el sábado sin necesidad de ser rescatados, según el diario Corriere della Sera.

Mientras que la gran minoría de los migrantes que han llegado a las costas italianas en los últimos días habían partido de Túnez, un barco de rescate operado por el grupo humanitario Emergency navegaba el domingo hacia Nápoles con 76 migrantes cuya embarcación había partido el jueves de Libia. Volcó en aguas internacionales dentro de la zona de búsqueda y rescate de Malta, según la organización. Los inmigrantes proceden de Egipto, Siria, Etiopía y Eritrea, y entre ellos hay siete mujeres y 24 menores, el más pequeño de 7 meses.

El Gobierno de coalición de Meloni, cuyo socio principal es la Liga de Matteo Salvini, intentó limitar hace unos meses el tiempo que los barcos caritativos permanecen en el mar en misiones de rescate. Los socios denuncian que, en esencia, animan a los contrabandistas a lanzar las embarcaciones con la esperanza de que los grupos humanitarios garanticen en última instancia la llegada segura de los pasajeros.

En virtud de las medidas, se supone que los barcos humanitarios deben dirigirse inmediatamente a puerto después de cada operación de rescate y no permanecer en el mar para ayudar a otros. Pero últimamente, parece que los barcos de caridad en el Mediterráneo central desempeñan cada vez más funciones de rescate, ya que el número de migrantes que llegan a Italia por mar en lo que va de año –unos 95.000, según cifras del Ministerio del Interior– es más del doble que en el mismo periodo del año pasado.