La xenófoba Liga Norte y los «grillinos» rechazan la idea e insisten en acudir a las urnas el 8 de julio.

Italia se encamina de forma inexorable hacia la repetición de elecciones. La única incógnita es saber cuándo: este verano o a comienzos del próximo año. Ante el bloqueo político que atraviesa el país transalpino dos meses después de las últimas legislativas, el presidente de la República, Sergio Mattarella, propuso ayer a los partidos políticos formar un Gobierno «neutral» hasta diciembre o disolver las Cámaras para que los italianos vuelvan a las urnas en pleno mes de julio. Algo inédito desde 1945.

El resultado de las elecciones del 4 de marzo no dejó mucho margen a las formaciones para formar mayorías en un Parlamento ingobernable. Los populistas del Movimiento 5 Estrellas (M5E) fueron el partido más votado en solitario, pero superados por la coalición de derechas, cuyos socios principales son la xenófoba Liga Norte de Matteo Salvini y Forza Italia del incombustible Silvio Berlusconi.

Tras fracasar las tres rondas de contactos previas, la propuesta «in extremis» del presidente para evitar nuevas elecciones fue rápidamente rechazada por los «grillinos» y la Liga. «No hay tiempo que perder», aseguró Salvini. «El único camino para tener un Gobierno serio es volver a las urnas», afirmó, por su parte, Danilo Tininelli, líder del grupo parlamentario del M5E. Ambos partidos, que no se ponen de acuerdo para gobernar por discrepar sobre la presencia de Berlusconi, llegaron al Palacio del Quirinal imponiendo incluso el 8 de julio como fecha para la cita electoral, algo que molestó a Mattarella, que calcula que legalmente no podrían celebrarse hasta el 21 ó 28 de julio.

Su Gabinete técnico tendría vigencia «hasta final de año» y, en caso de que para entonces las formaciones políticas no hubieran alcanzado acuerdos, llegaría a su término con unas elecciones a las que su hipotético presidente y ministros no podrían concurrir para favorecer así la neutralidad de sus miembros.

La segunda alternativa, la más desaconsejable en opinión de Mattarella, sería convocar elecciones en el mes de julio o en otoño, que serían igualmente gestionadas por el Gobierno «neutral». Esto entrañaría riesgos, apuntó, pues el verano «dificulta» la posibilidad de votos de los italianos y, además, acudir a las urnas en los próximos meses y formar después Gobierno podría hacer que no hubiera tiempo para elaborar y aprobar los Presupuestos de 2019.

Otra de las «preocupaciones» de Mattarella es que los comicios de carácter inmediato, sin variar la ley electoral, reprodujeran «la misma situación actual, con tres fuerzas políticas y ninguna sin mayoría» y, además, «menos disponibles a la colaboración» tras una campaña electoral «previsiblemente dura y polémica».